El Picacho es una aguja situada al norte del término municipal de Cieza, en la linde entre Murcia y Castilla la Mancha. Es de esa clase de cimas que, para ser hollada, requiere meterse en el mundo de las cuerdas, los clavos, los seguros y los rápeles. Vamos a ello pues.

ficha

sierra del Picacho o Picarcho, norte de la región de Murcia, límite con Albacete
octubre de 2009
5 h
9 km
650 m
frío, viento del norte
recorrido siempre campo a través hasta la base del pico donde se escala un largo de IV grado sin equipar y se desciende rapelando
pincha aquí para ver el croquis
track aquí disponible

Domingo con fuertes rachas de viento, nubes rápidas en altura y un plan perfecto para un pisapraos como yo: ascender al Picacho en compañía del Club Montañero Murcia. Nos plantamos en plena frontera entre comunidades, en la Venta del Puerto, a caballo entre Murcia y Castilla la Mancha. Dejamos los coches junto a la casa y para calentar ascendemos el Cabezo del Puerto, una pequeña morra de 609 metros que, pese a su humildad, tiene un vértice geodésico. Ahí vemos asomar nuestro objetivo: el torreón agudo del Picacho se recorta frente a un horizonte dominado por las grandes sierras del Altiplano: Buey, Carche y Salinas.

Descendemos del Cabezo, pasamos el collado de las Ventanas y ascendemos hacia la divisoria de vertientes que lo es también de comunidades. Pronto ganamos la cota 600 otra vez y ya no la abandonamos hasta ponernos en la misma base de la torre cimera. Hace un viento bastante fuerte con rachas violentas y más de uno dudamos si quedarnos en este pequeño collado donde da el sol o acercarnos a la base de la vía que está en la umbría. Finalmente nos vamos para allá, a ver si se nos pega algo de los maestros que nos van a acercar hasta la cima.



Detalle del torreón de la cumbre y el personal en acción

El primero en entrar en acción es Félix que abre la vía que él mismo se ha encargado de proteger unos días antes en compañía de Ginés con un par de clavos y una reunión con spits. El tío sube fumando, con su mochila puesta, se conoce cada una de las aristas de la roca como si fueran el pasillo de su casa, tiene menos pulsaciones que yo durmiendo la siesta, el viento ni le inmuta y encima, lo peor de todo, es que no se lo cree. Llega pronto arriba, se asegura y enseguida está Ginés detrás hecho un fiera.

En un plis-plas tienen montado el tinglado: una cuerda para subir, otra para rapelar y una tercera de pasamanos para proteger la arista hasta la cima que, aunque tiene un par de metros de ancha, el fuerte viento aconseja precaución para transitarla. Uno tras otro nos vamos enchorizando. El primer tramo es una trepada fácil de III hasta un bloque grande que los expertos dejan en IV aunque habría que revisar esa graduación al alza por: 1) el fuerte viento y 2) pasarlo con botas de trekking. Menos mal que Félix está en todo y más de uno muerde el metal de los estribos que ha puesto para superar este trozo comprometido.



Excepcionales las vistas

La cima es aérea, muy chula, aunque en lo más alto paso mi tiempo con el cuerpo a tierra. No está la cosa para bromas. Echo un par de fotos y rapelo de nuevo hasta la base. Aún quedan unos cuantos compañeros por subir así que esperamos en el collado al sol. Cuando es casi mediodía tengo que separarme para volver a casa por un compromiso familiar. Me despido y deshago mis pasos hacia los coches, esta vez sin subir al Cabezo del Puerto que segundas partes nunca fueron buenas.

Me queda un sabor de boca buenísimo. Esta es una montaña que había visitado hace justamente 10 años y me quedé con las ganas a escasos metros de la cumbre. Iba solo, sin material y evidentemente sin la suficiente competencia. Hoy he saldado esa cuenta pendiente conmigo mismo cuando una tarde nublada de noviembre, con un frío Levante, tuve que destrepar sin la cima por la misma arista que hoy he superado gracias a Félix, Ginés y el resto de compañeros que han protegido la ascensión: Eulogio y Jose. Muchas gracias por vuestro esfuerzo y paciencia, en especial a Félix por compartir de forma tan generosa su tiempo, experiencia y buen hacer en la vertical.

fotos

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en las montañas de murcia


José Antonio Pastor González


Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.

Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.

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