sierras del noroeste de Murcia
octubre de 2012
5 h
7 km
520 m
estable, calor
recorrido montañero por laderas escarpadas siempre fuera de sendero y con posibilidad de embarques
croquis en mapa disponible pinchando aquí
track disponible aquí
Dentro de ese generoso grupo de montañas con más de 1000 metros que engloban todo el noroeste de la región de Murcia destacan algunas por su prominencia y sus perfiles agudos. Una de las más esbeltas es el pico del Tejo, punto culminante de la sierra del mismo nombre. Esta montaña se aprecia con facilidad por la carretera que enlaza Caravaca con la Puebla cuando, a la altura de Barranda, miramos hacia el norte.
Enmarcada por el agudo Pajarón a levante — otra montaña imprescindible — y por los Villafuertes a poniente destaca esta montaña bicéfala de fuertes pendientes y agudos espolones. La idea que llevamos es ascender aprovechando un nervio claro en la cara Este para luego, desde la misma cumbre, descender por otro espolón hacia el sur completando un recorrido circular.
Total, que con una temperatura casi veraniega nos ponemos a caminar por una cómoda pista forestal hacia el cortijo Alto del Bebedor, un bonito paraje con balsa y fuente que se encuentra por encima del vivero forestal y en el que habitualmente encierran ganado. El Pajarón se destaca poderoso en la dirección a la que se dirige Lourdes.
Junto al cortijo, además de la ya citada fuente y unos chopos que todavía no han cogido el color que les corresponde en Octubre, también encontramos una higuera cuyos frutos todavía están verdes. En realidad, luego nos fijamos en el suelo y resulta que el pastor no tiene un pelo de tonto y cada día se lleva los más maduros.
Desde el cortijo cogemos la pista que remonta hacia el norte buscando el campo de Béjar. Cuando llevamos apenas medio kilómetro nos salimos a la izquierda para remontar por donde buenamente podemos hacia el nervio del espolón. El terreno aquí es áspero, de roca suelta y es recomendable llevar botas.
Hace bastante calor — ya lo he dicho — y estos primeros metros de fuerte subida se notan. Buscamos con intención la sombra de los pinos negros típicos de estas alturas y Moss se esconde bajo las cornicabras. Conforme ganamos altura la vegetación se hace más rala y aparecen lanchas inclinadas de roca con muy buena adherencia.
En la zona alta la arista se pone más divertida si cabe y aparecen gendarmes, muelas y brechas que nos obligan a decantarnos por una de las dos vertientes. Elegimos evidentemente la norte por ser ésta más sombreada. Disfrutamos mucho aquí por la geología sorprendente que no se adivina desde la parte baja de la montaña.
Un rato más adelante llegamos a la zona de cumbres. La parte norte de la montaña es realmente escarpada aunque tiene menos desnivel que la sur. Debe ser en esta zona húmeda y umbrosa donde resisten los ejemplares de tejo que le dan nombre a esta sierra aunque nosotros no vimos ninguno.
Unos metros por debajo de la antecima oriental encontramos una visera fresquita con sombra en la que nos comemos el bocadillo. El termómetro me marca 16 grados. ¡Qué bueno! Con la chaqueta puesta incluso tomamos una breve siesta. La única incidencia reseñable es el vuelo de los buitres que nos sorprenden buscando las térmicas.
Enseguida el sol vence la visera y nos obliga a ponernos en marcha. Recogemos las mochilas, el agua de Moss y tiramos hacia la cumbre principal.
Para acceder a ella la rodeamos primero por el sur y nos encaramamos por la vertiente norte. En el punto más alto no hay vértice pero sí un gran hito con piedras y un bote de plástico de los de guardar carretes fotográficos. Está vacío así que la tarjeta que albergaba alguien se la llevó. Estoy a punto de dejar yo una de las mías pero luego me digo que no, cojo el bote y me lo llevo para dejarlo en el reciclado.
La bajada en teoría debe ser por un nuevo espolón que cae hacia el suroeste. Preveo calor y mucho solazo y se lo advierto a Lourdes que no pone pega alguna. La muchacha está ya curtida. Me salgo a un promontorio para estudiar el itinerario y anticipar sorpresas desagradables. No parece haber ninguna.
Aunque el descenso no es lo más agradable, lo llevamos bien haciéndolo tranquilos y echando culo a tierra en las enormes lanchas de roca inclinada que vamos encontrando. Finalmente optamos por salirnos hacia la vertiente oriental del espolón para buscar una ladera mucho más franca y menos inclinada. Sobre nuestras cabezas tenemos las muelas por las que hemos pasado esta mañana.
En las sombras buscamos el descanso y el fresco. El bueno de Moss está deseando que llegue ya el invierno de una vez por todas.
Cuando terminamos la bajada tenemos varias opciones. Desde salirnos a la carretera hasta buscar de nuevo el cortijo del Bebedor. Pensamos que lo más sencillo es ir hacia la rambla del Puerto y descenderla hasta donde hemos dejado el vehículo. Resulta ser un acierto ya que se anda muy bien por ella, está fresca con sombra y depara sorpresas en forma de caducifolios.
Tras unas cinco horas cerramos el circuito. Una actividad tranquila, agradable, con muy buenas vistas y mucha recompensa. ¡Hasta la próxima!
fotos
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José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
Bonita ruta, en un día bastante soleado. La primera parte del mes de Octubre fue demasiado calurosa. Buena elección para ir estirando piernas e ir cogiendo forma.
Mucho contraste climático es lo que tenemos. Sin apenas transición pasamos de los 30 grados a los 0. Mal asunto 🙁
Bonita tambien esa sierra, todas son bonitas, todas tienen algo especial, el solo echo de verlas desde lejos y decir un día subo ya te gana, y lo del tubo de las fotos es que ya es por todos lados…si te digo lo que nos encontramos en Roblehondo…varios frascos de zumo de vidrio tirados y algunos rotos…..pone los pelos de punta. A Moss se le ve muy bién.
Un abrazo.
Kiki
Muchas gracias Manuel. Lo de los tubos de plástico en realidad es una vieja costumbre montañera que no hace daño pues se guardan bajo las piedras o en un rincón del geodésico. Lo que pasa es que estaba vacío y no tengo costumbre de dejar nada en la montaña: prefiero que se no se note que he pasado por ahí 🙂
En efecto, bonita ruta y magnífica cumbre y día. Se ve que Moss buscaba la sombra.
Enhorabuena por la ruta y el repor.
Sí que es una montaña chula. Seguro que ya la conocías. Hizo calor, aunque no hace falta yo que te lo diga, porque seguro que en las paredes de Redován todavía te achicharraste más 😉
Aunque haga calor, esto dias de comienzos de otoño nos ofrecen una luz especial. Muy luminosas las fotos, y menudos gemelos esta echando Lourdes!! jeje.
La verdad es que sí, el sol un poco más inclinado, menos horas de luz y los primeros ocres, con eso basta para hacer una buena tanda de fotos. Me saldrían mejor si llevara una D90 pero…
Bonita ruta si señor. Mas de uno estamos deseando que se vaya este calor, aunque de momento parece ser que no se quiere ir. Tenemos que juntarn
os pronto en una salida. Saludos.
Todos estamos deseando un poco más de fresco, para el monte, para el tenis, para pasear al perro y para ir en moto 🙂
En cuanto a montar una salida ya sabes que soy todo oídos. ¡Cuando queráis nos vamos!