En esta edición nos planteamos regresar a los orígenes, a nuestras queridas sierras de Segura y Cazorla con el romanticismo añadido de empezar dando pedales desde Cieza, nuestra casa.
Cieza, Calasparra, Moratalla, el Sabinar
julio 2011
92 kilómetros
900 metros
7 horas
despejado, calor
Pasa el tiempo.
Entonces entra el otoño y una tarde cualquiera me entretengo seleccionando las fotos de una semana de pedales. Y así, con este estado de ánimo tan poco propenso a la elegía me dispongo a relataros lo que dio de sí la cosa. Hablaré en pretérito imperfecto, como el material fotográfico que he podido recopilar de aquellas jornadas y es que resulta complicado sacar imágenes del pelotón mientras los cabrones se te escapan cuesta arriba1Entre los cabrones yo también me incluyo… aquí las fotos son de todos, por supuesto. Agradecería también a los protagonistas a que colaboren aportando su especial y subjetiva versión de los hechos para hacer justicia a lo que allí se vivió — el que calla, al final otorga.
En el día de la partida hacía calor de verano, un calor blanco, plano y denso que iba a rondar los 40 grados
En el día de la partida hacía calor de verano, un calor blanco, plano y denso que iba a rondar los 40 grados. Quedamos en el campo de Lourdes para reunirnos los que veníamos desde diferentes sitios. Desde ahí buscamos los caminos parcelarios que recorren los antiguos terrenos del ‘fomento agrícola’ para ir acercándonos a la vía del ferrocarril. Al llegar a ella nos colocamos en paralelo por el camino de servicio y arribamos a la estación de Calasparra a media mañana. Íbamos optimistas, felices, habladores y muy sobrados de piernas. Igual, si esto sigue así, nos plantamos en Cazorla en un par de días.

El calor ya se encargaba de endurecer los kilómetros y todos estábamos deseando una tregua…
Vadeamos el Segura — no sería la última vez, por supuesto — junto a los arrozales y remontamos esforzados por el doble carril hasta meternos en el pueblo. Bartolo se sacó de la manga una alternativa para no pisar asfalto. A cambio, nos tocó negociar pendientes de tierra, polvo y un albedo cercano al 90%. Fuimos así rodeando el cerro de San Miguel por su ladera norte para alcanzar la variante de Calasparra que cruzamos por debajo.
A partir de aquí utilizamos el GR7 que se adentra entre terrenos de labor, cortijos abandonados y ramblas poco profundas. El calor ya se encargaba de endurecer los kilómetros y todos estábamos deseando una tregua. En el primer momento de duda decidimos salirnos a la carretera y esprintando por el arcén llegamos a Moratalla. Nada más entrar vimos un bareto decente donde nos quedamos, sobre todo porque el pueblo estaba en fiestas y tampoco era cuestión de que nos pillaran los toros que ya íbamos suficientemente corneados.
La comida transcurrió lenta, soporífera y con demasiada cerveza. Quisimos disfrutar de la sobremesa con el tour pero no pudo ser: los dueños querían descansar así que no tuvimos ninguna excusa para demorar más el encuentro con el sillín y las rampas del puerto de San Juan. En un estado de lenta descomposición interior afrontamos los 13 kilómetros del alto donde la carretera colocó a cada uno en su sitio: el mío junto al papel de wáter.
Y después, un rato de descenso, el sol que ya empezaba a declinar y una parada en la fuente de las Casicas de San Juan, momentos bañados en la luz dorada del atardecer que nos llevaron hasta el Sabinar donde nos alojamos en la pensión ‘el Nevazo’. Y allí, entre la euforia por la primera etapa superada y la inquietud por lo que nos depararían las siguientes jornadas nos reventamos de macarrones y cerveza. Esto empieza ahora.

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
Y ahora el último y ya termino ;-D
Y éste es otro más… lo siento si os llegan notificaciones 🙂
Esto es un comentario de prueba de cuando nos fuimos al Sabinar 🙂
Hola José Antonio, la primera etapa de una ruta que tiene muy buena pinta. Seguiré leyendo el resto de artículos expectante de ver lo que os depara el camino. Un saludo.
Hay que estar loco (bendita locura) para coger la bici a 40º e irte hacia Cazorla… Pero ahora se agradecen estos reportajes. Y para recuperar buenas cervezas bien frías.
Seguiremos la transición de esta historia.
Nunca hemos tenido buena salud mental Francisco… y con los años cada vez vamos a peor 🙂
Recuerdo aquella fuente, nadie pensó ni por un instante en saciar la sed y perder un puesto entre el grupo de mataos que se jugaba la decencia en el primer puerto de la Jornada. Nunca tendremos remedio. El tiempo y la cordura hicieron el resto. Sigue, sigue…
Yo creo que nunca vamos a cambiar, a menos que nos salte un rotuliano y nos dé en el ojo o algo así… sigo, sigo…
Gran cominezo Sifo, esto promete… recuerdo bien este tramito patrocinado por Bartolo nos vino muy bien para prepar lo que vendría después, pero lo que mejor me viene a la memoria fue como a pesar de las 40 grados subiendo el puerto dajasteis de lado una fuente en mitad de las cuestas para entregaros sin temor a la picacera..
Si es que no tenemos remedio rosetón… nos gusta tanto la cera!!!
rectifico la frase primera del anterior comentario, no es etero, vamos que se me a borrado , queria decir betetero, respecto a la ruta que tenias guardada de este verano, hala ya esta………….
Jejejeje…
etero de este verano , la cosa empieza bien , a ver como sigue , pero ya tengo calor de ver esos 40 grados, a ver si las proximas etapas vais mas frescos.. jeje… saludicos
Pues ya verás como se pone la cosa Diego… más fresca seguro jejeje…