Agradable paseo con la bici circunvalando el macizo de Revolcadores en sentido anti horario y pasando por el Hornico, Inazares, Puerto Alto y Cañada de la Cruz.
ficha

sierras del noroeste de Murcia
mayo de 2016
3 h
38 km
800 m
estable, calor
recorrido en bici de montaña siempre por carriles, pistas y carreteras asfaltadas sin tráfico; orientación sencilla y ausencia de tramos técnicos
croquis disponible aquí
track disponible aquí

He llegado a tiempo antes de que las masas de aire africano arramblen con las amapolas, el cereal y la hierba de los prados. Con previsiones de fuerte calor y viento sur dejo el coche en la pedanía del Hornico. Es media mañana y no veo a nadie en este núcleo de población abrigado entre montañas de perfiles redondeados, campos de cereal y abundantes almendros. Cuando saco las bolsas del coche se me acercan 3 o 4 gatos y me ronronean esperando un bocado que no puedo darles porque sólo me he traído fruta.

Enseguida me pongo a dar pedales cuesta abajo primero por carretera y luego por carriles. Estoy siguiendo las marcas rojas y blancas de una variante del GR7. Cuando apenas llevo un par de kilómetros me salgo del gran recorrido y viro al norte en paralelo a la Rambla de la Venta. El camino está bueno, el fondo del cauce está despejado y se nota el paso frecuente de ganado. Voy ganando metros y enseguida paso junto al cortijo de los Ballesteros donde saludo a un pastor.

Desde el cortijo remonto cada vez por peor piso buscando un collado de 1332 metros que además separa los términos de Caravaca y Moratalla. El monte está precioso, casi todos los arbustos están en flor y en los cultivos de secano las amapolas le ponen el contrapunto cálido a los tonos verdes.

Una vez superado el collado tengo un descenso por carril que hago despacio para disfrutar y para no tentar a la suerte porque el camino está regular. Llego enseguida a la carretera asfaltada de Inazares y la tomo en sentido ascendente. Aunque todavía no veo el pequeño pueblo sí adivino en la ladera de la montaña la casa hortera y cutre del Carabante.

Un poco más de esfuerzo por rampas suaves y accedo al centro de la población que está muy cuidada, limpia y silenciosa. En una fuente lleno los dos bidones y echo un par de fotos a unos paneles informativos. A continuación, retomo mi camino por una pista blanca que en fuerte ascenso me lleva hacia la vertiente norte del macizo de Revolcadores. Enseguida gano vistas hacia todo el valle de la Rogativa y otras grandes montañas del noroeste murciano como los Villafuertes.

Ahora me espera un divertido descenso sin peligro por buen piso hasta la pista principal de la Rogativa. La bici es extremadamente disfrutona en este tipo de recorridos en los que puedes contemplar una montaña bien conocida — y ascendida — desde todos sus puntos cardinales. Así, mientras tomo curvas a izquierda y derecha, me entretengo distinguiendo el espolón por el que subí un día de invierno o la vaguada profunda por la que me colé aquella mañana con tanto viento para protegerme del mismo.

Segundo collado. Ganando vistas hacia la rambla de la Rogativa

Voy tan relajado que sin darme cuenta engancho con la pista de la Rogativa donde hay abundante cartelería. Desde aquí tengo unos 4 kilómetros hasta Puerto Alto en los que tendré que ascender unos 250 metros. Me pongo en piloto automático y me entretengo con las sabinas, los romeros, los piornos, las amapolas, el cereal, los chopos, los cortijos, las nogueras y los pinos. Está todo precioso, ya os lo había dicho.

En Puerto Alto, con fuerte viento del sur que me lleva frenado, coloco el plato grande y me lanzo hacia Cañada de la Cruz. Con el rabillo del ojo miro a la derecha esperando ver la silueta de la Sagra que, por fin, asoma justo cuando estoy llegando al pueblo. Me detengo junto a un rudimentario campo de fútbol en el que una de las porterías apunta precisamente a la Sagra. Debe ser bonito meter goles teniendo como telón de fondo ese pepino de montaña pero me quedo con las ganas pues hace tiempo que colgué las botas. Así pues, me vuelvo a subir en la burrita y atravieso el caserío poniendo rumbo a levante dejándome de fantasías.

Ahora el viento me pega de costado y avanzo muy rápido por terreno favorable. A mis pies tengo unos llanos de cereal salpicados de encinas de los que emergen montañas como grandes islas. Uno puede navegar entre espigas por carriles de tierra y fondear en sierras tan atractivas como la Zarza, Orce, María y el Gigante sin tocar un metro de alquitrán. (Esta zona esteparia a caballo entre Granada, Almería y Murcia me tiene cautivado desde hace muchos años.)

Ensimismado con el paisaje que me rodea llego sin darme cuenta a la ermita del Hornico donde tengo el coche. De nuevo, los cuatro gatos salen a saludarme aunque ahora con mucha más pereza al ser mediodía. Me despido de ellos y les prometo volver cuanto antes para hacer una versión más hard de este paseo que hoy me ha encantado. Todo se andará pedaleará.

fotos

en sierras del noroeste de murcia