Aunque me veas así de reseco y vencido, aún sigo en pie. En estos vasos taponados por burbujas de aire por los que apenas corre ya savia todavía resta un hálito de vida antes de que cierre mi estancia de casi 300 años divisando el mundo desde esta angulosa roca colgada del vacío. Los de mi estirpe desconocemos por completo nuestros orígenes pero eso no evita que en las breves y cálidas noches de verano haya pensado sobre ello.
Quizás mis padres sean algunos de los ejemplares sometidos al vuelo del hacha en las laderas que vierten al Castril. Es probable que fueran abatidos un día negro de invierno, con la Sierra sellada por la nieve de los temporales y un fuerte viento del noroeste que remontó la semilla haciéndola volcar por la divisoria de Sierra Seca hasta alojarse en una de estas grietas a las que me he aferrado desde siempre. O quizás, esa semilla que fue mi origen, provenga del último suspiro de algún pino ardiente en las laderas que miran al Guardal, incendiado por la furia de los hombres en las épocas convulsas en las que era preferible dejar la Sierra sin árboles antes de que se la repartiera el Estado.
Aunque a mí lo que más me gusta es pensar que mi madre es un pino enorme que hay en la vertiente del Segura
Aunque a mí lo que más me gusta es pensar que mi madre es un pino enorme que hay en la vertiente del Segura, a menos de dos leguas de aquí, en la umbría de un arroyuelo solitario y frío. Los quebrantas, muy amigos de visitar estos roquedos en los que me alojo — porque en ellos despeñan las osamentas para hacer los trozos más chicos y comérselos — me han hablado de este enorme coloso de casi 40 metros que todavía aguanta los avatares de la Sierra tras superar los cuatro siglos de vida. De él y de otros muchos laricios atormentados en las crestas, poyos y cejos de la Sierra, algunos casi milenarios, casi todos más que centenarios, orgullosos, bravos y solitarios.
Ahora que mi fin está próximo quisiera pedirte un favor a ti que eres el primer hombre que se acerca a este roquedo en decenas de años. Cada vez que pases cerca de uno de estos venerables laricios, doblados por la carga de la nieve y el castigo de los temporales, me gustaría que acariciaras su corteza. Quizás así puedas poner un breve y humilde remedio en forma de perdón al atropello del hacha y el fuego. Quizás así los que aguantan, puedan, al igual que yo, morir tranquilos.
Nota final
Esta entrada en realidad quería dedicarla a la fotografía propiamente dicha y no estaba previsto ponerme así en plan fino aunque luego los sentimientos son los que mandan. Resulta que ordenando viejas cajas en casa apareció esta diapositiva del año 1998 que tomé durante una ascensión al Tornajuelos de Sierra Seca desde el embalse de San Clemente. Eran los años de la Nikon F70 y de los carretes de Velvia 50 que costaban un riñón para alguien que andaba haciendo la tesis doctoral con un sueldo miserable. La foto siempre me había llamado la atención porque le encuentro una simetría muy atractiva a las ramas resecas del pino y a las grietas de la roca… es como si el pino estuviera plantado sobre un lago y viéramos su reflejo. La historia de por qué llegué a este pino todavía es más curiosa: resulta que subiendo a Sierra Seca por esta zona no hay apenas pérdida ni dificultades. Lo que me pasó a mí es que de repente la ladera se hizo vertical ya que, detrás del pino, hay una caída de casi 80 metros. Tuve que regresar para atrás y ascender por otro camino. Por eso el pino me dio la impresión de estar en un lugar inaccesible y muy poco frecuentado. La pregunta es: ¿estará todavía ahí?
[sep height=»30″]
impresiones

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
No sé si estará pero a mí sí me gustaría estar allí?
A mí también 🙂
Gracias por participar Bienve.
Eres, grande, muy grande…
No te creas Francisco, 1’88 tampoco es tanta altura… tengo un hermano que sobrepasa los 1’96 :wink_ee:
Bonito texto y muy bien descrito lo que pueden sentir estos gigantes de nuestras sierras.
Un saludo.
Gracias estepablanca por tu comentario y tu visita
Tú lo has dicho: estos son los verdaderos gigantes de nuestras sierras… han sobrevivido no sólo a la dureza del medio sino también a la hostilidad de los hombres Menos mal que ahora los tiempos han cambiado y empezamos a valorarlos y a protegerlos (espero)
Gracias por el relato.
Una bocanada de aire fresco y sensibilidad entre la contaminación cotidiana de pesimísmo, competitividad, agresividad y demás basurita de la que estamos rodeados.
Afortunadamente siempre nos quedarán los fines de semana para escaparnos al paraiso.
Un saludo.
Afortunadamente siempre nos quedarán los fines de semana para escaparnos al paraiso.
Exacto Bernardo, exacto
Un saludico y gracias por comentar 🙂
Precioso comentario de una foto, cargado de sentimiento, amor y melancolía. Si algún dia decides volver a visitar este ejemplar, me encantaría ir contigo. Por otro lado, veo que en tu subsconciente ocurre algo llamado «quebranta» que cala cada vez más hondo. Me alegro mucho por ti y espero que sigas pateando estas sierras para poder ver muchos más en vuelo. Un saludo.
Por otro lado, veo que en tu subsconciente ocurre algo llamado “quebranta” que cala cada vez más hondo
Bueno, necesitaba algún animal que comunicara la soledad de los laricios y el quebranta es el más adecuado, el que tiene la personalidad más parecida al carácter de los laricios solitarios; además ambos están en peligro de extinción :ohoh_ee:
No me cuentes milongas…. jejeje. Un saludo.
Precioso relato y preciosa fotografía ,la verdad es que la naturaleza nos sorprende ,es increible donde pueden hechar raizes los arboles ,no se si será normal en las personas que amamos la naturaleza pero ,a mi particularmente me da por abrazarme a los arboles que de alguna manera me hablan
jejejeje…..saludos ¡¡¡
a mi particularmente me da por abrazarme a los arboles que de alguna manera me hablan
Eso es una gran terapia. Yo cuando paso por la vereda de la Estrella siempre saludo al «abuelo», un castaño descomunal que nunca me canso de admirar :bigsurprise_ee:
Sé de que castaño me hablas,es impactante ,cuando contemplas estos ejemplares tan impresionantes de arboles ,te das cuenta de que eres un grano de arena en una playa ,nuestro paso por la vida es un instante ….la vereda de la Estrella es un recorrido precioso….un saludo.
—Estupendo relato el que te ha salido, se nota que sientes la naturaleza y la amas, y por ello cada vez que escribes, ese sentimiento rezuma por todos tus poros.
—Igual algun dia no muy lejano seria bueno volver para hacerle una visita aunque tal vez fuese la ultima a ese viejo arbol, que tal vez siga aun en pie..
—Ya lo comente creo una vez, no te preocupes si tu futuro como matematico falla (que no fallara), pues como escritor tambien lo tienes.
—Un abrazo
Gracias Ángel
Espero no tener que llegar a ganarme la vida como escritor que sacar libros es muy trabajoso 🙂 pero me lo anoto como plan B
Te deseo que esa rodilla vaya a mejor.
Un abrazo
Sifón tu pluma cervantina es cada día más brillante,en lo que otros «bárbaros» sólo hubieramos visto un tronco seco e n medio de un cerro pelado,tú has sacado una historia sincera y emotiva, esos se llama talento.
PD: Ya tengo le dirección de Vlad el Empalador…
No seré yo quien te haga sombra a ti en afanes literarios 🙂 tú que me has hecho llorar de risa en la oscuridad del despacho leyendo un email sobre la tarjeta gráfica del horno para cocer búfalos que el doctor jacarl pakarl tiene que configurar :lol_tb:
Ya tengo le dirección de Vlad el Empalador…
Como me gusta…
bonito relato sobre este grande de nuestras sierras, lo buscare algun dia por ahy a ver si sigue en pie, un saludo :clap_tb:
no sé yo si seguirá todavía ahí… :ohoh_ee: pero habrá que verlo 🙂
Pues si las reuniones te inspiran de esa manera, que no será cuando te rencuentres con él, ¿por que lo harás no?.
:grin1_ee:
Saludicos,
P.D. tengo que ponerme al día en tu blog
Jejeje… en las reuniones me inspiro más porque es cuando más lejos estoy de las cosas que me gustan
P.d. lo mismo te digo :grin1_ee:
Un abrazo paisana