sierra de Alcaraz
junio de 2017
4 h
30 km
1200 m
despejado, fresco, fuerte viento en altura
ascenso por carretera asfaltada y pista en buen estado con fuertes pendientes en la zona final; descenso muy técnico por una senda estrecha y pedregosa al principio para luego entroncar con una pista en perfecto estado; posibilidad de hacer senda hasta el mismo Villaverde; todos los datos de esta ficha técnica se corresponden con la ruta depurada sin embarques mientras que el relato se corresponde con lo realmente vivido
croquis disponible aquí
track disponible aquí
Aprovechando esta primavera repentina casi en el mes de Julio me organizo para acercarme a la zona norte del gran verde, justo donde los últimos pliegues de la Bética se difuminan en la Mancha de modo imperceptible hasta confundirse con las lomas y la llanura. Pasando por el puerto del Peralejo el termómetro de la furgoneta me marca 12 grados. Vaya tela. Tres días antes había estado con la burra haciendo una ruta de mañana a casi 40 grados y hoy voy a tener que tirar de forro polar. Esta dinámica atmosférica tan alocada y caótica que tenemos, con bolsas de aire frío que se desprenden de las borrascas atlánticas e implacables dorsales de fuerte calentura, nos regala ocasiones como la presente: la última brizna de primavera hasta la llegada del lejano otoño. (El año pasado también aprovechamos la última visita de aire fresco en la segunda quincena de junio haciendo el cabra en la Cabrilla.)
Pasado el Puerto del Arenal dejo el vehículo en Venta Mendoza. Llevo un plan ambicioso para mi estado de forma pero estoy confiado. Hay mucha luz, la temperatura es propicia y pedaleo motivado en fuerte descenso hacia Villaverde del Guadalimar. Tengo que abrigarme por el fuerte viento hasta que llego al cruce de Villaverde. Al entrar en el pueblo, cuando la carretera ya pica para arriba, hago una breve parada para quitarme la chaqueta y hacer alguna foto. ¡Pero qué bonito que es este valle del Guadalimar! Continúo algunos kilómetros más hasta la aldea del Bellotar donde está el cruce de la pista que remonta hacia la Piedra del Cambrón. A partir de aquí ya es subida continua entre pinos resineros, árboles muy querenciosos de estas dolomías grisáceas tan características de la zona.
Por una carretera en muy buen estado, sin tráfico y con mucha curva ganamos el puerto del Bellotar. Podríamos llegar hasta Bienservida, localidad albaceteña en la linde con Andalucía que también da nombre a la mole del Padrón y la Sarga, precisamente la cumbre que pretendemos ascender a lomos de la burrita. Por ello, abandonamos el asfalto y nos adentramos en una pista en muy buen estado que serpentea por la cara sur de la divisoria. Hay buenas vistas hacia el Calar del Mundo hasta que nos introducimos en la vaguada del arroyo del Cuervo donde las pendientes ya se ponen recias y nos obligan a echar pie a tierra un par de veces. Eso lo hacen los petardos, porque los buenos bien pueden aguantar subidos sin problema ya que en las zonas más exigentes han echado cemento para que no se las lleve la lluvia.
La ventaja de las cuestas salvajes es que pronto se llega hasta lo más alto. El paso a la zona de cumbres está bien definido por ser el desagüe natural de la pequeña meseta que hay al norte de la cumbre de la Sarga. Aquí la pista hace un par de revueltas más y nos deposita prácticamente en el vértice geodésico donde nos recreamos con las vistas. Sopla fuerte del norte y nos resguardamos en una caseta que da servicio a las antenas de la cima.

El descenso ahora lo afrontamos por una senda estrecha que pierde metros de forma vertiginosa buscando la zona de los Picarazos, unos pináculos de roca muy llamativos que hay en la falda sur de la Sarga. Esta senda ya la hicimos caminando hace unos años y la recordaba complicada. En efecto, enseguida tengo que echar pie a tierra porque técnicamente me supera y porque, al ir en solitario, no me puedo permitir el más sencillo percance. Pronto se aprecia una pista al fondo de la ladera que transcurre próxima a los Picarazos. En aquella ocasión recuerdo que nos lanzamos monte a través para llegar cuanto antes. Sin embargo, es mucho más conveniente y lógico permanecer en el sendero que se va perfilando en diagonal a derechas (al suroeste) hasta un pequeño collado que define el cerro de la Juan Fría y que es donde termina precisamente la pista.
De nuevo en terreno confortable pedaleamos rodeando los Picarazos no sin antes desechar un carril a derechas que pronto se convierte en senda y que es un tramo muy técnico que nos llevaría hasta Villaverde. A nosotros hoy lo que nos interesa es buscar la base del Padroncillo pues nos encantaría poder subirlo con la burra y combinar las dos montañas en una única actividad. Por ello nos lanzamos en fuerte descenso pasando bajo la vertical del cerro Picayo hasta el cortijo del Tejo donde recuperamos agua en la fuentecilla. Dejamos el desvío hacia la Cruz del Pernales y nos ponemos en paralelo al arroyo del Tejo que baja con bastante agua pese a la primavera tan seca que hemos tenido.

Voy muy atento al mapa porque busco un desvío a izquierdas que tomo para ascender hacia el cortijo de Hoya Quemada. Mi idea es regresar a venta Mendoza por la cara oeste del Padroncillo y, si me dan las piernas, subirlo hasta las mismas antenas. Resulta que ahora estamos en las horas centrales del día, hace calor y el viento del norte ya se ha recalentado de atravesar las dos mesetas. Por encima del cortijo de los Castellanos tengo que echar momentáneamente pie a tierra hasta que me adentro de nuevo en el pinar. Voy algo torrado pero motivación no me falta así que busco confiado la subida al Padroncillo.
«Me ha tocado descalzarme y pasar con la bici al hombro con el agua hasta las rodillas. Un poco de aventura siempre viene bien.»
De repente, tras dar una curva y en un breve collado que separa dos cerretes, me encuentro con una valla y una puerta de propiedad privada y perros sueltos. Consultando luego el SIGPAC veré que es una finca privada cuyo nombre es el Masegar. Busco alguna alternativa en las proximidades pero la cerca rodea todo el perímetro y no deja paso practicable hacia donde pretendía dirigirme. Mal rollo.
Después de un rato la única opción que me queda es regresar al arroyo del Tejo y volver por la pista principal. Algo contrariado por no haber cerrado los planes como pretendía regreso hasta el olivar y, a la altura del cortijo de Hoya Quemada pruebo un carril que se dirige hacia el caserío de Villaverde. De nuevo, me encuentro con un bancal de olivos que lo interrumpe de forma repentina y me toca recular.
Finalmente, y con tal de no repetir muchos kilómetros, cruzo por un carril abandonado el arroyo del Tejo hasta llegar al camping abandonado. Me ha tocado descalzarme y pasar con la bici al hombro con el agua hasta las rodillas. Un poco de aventura siempre viene bien.
Al entrar en la pista me encuentro con un ciclista autóctono que me confirma caminos e intuiciones. Me revela el paso natural hacia el valle de Riópar que me apunto para una futura incursión por la zona. Nos despedimos y continúo dando pedales de forma pausada hasta enlazar con la carretera principal que comunica Riópar y Siles.
Los últimos kilómetros son cuesta arriba pero voy aceptablemente sobrado. Habría podído hacer el Padroncillo pienso para mis adentros. Tendrá que ser en otra ocasión. En Venta Mendoza recupero la furgoneta, me doy una ducha bajo los chopos y pienso en otras muchas aventuras que me están esperando por estas magníficas sierras. La temporada en el sur la damos por cerrada.
fotos
en la sierra de alcaraz

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
Magnífico relato Jose Antonio. Tus aventuras desde la burrita como tu la llamas se me hacen muy complicadas para mi porque yo nunca he pasado del modo globero. Muy buenas las fotografías y que mala sombra que se te «aparezca» una puerta y una finca privada en medio de un carril, pero en fín, es lo que nos toca. Y un deseo, que llueva pronto por las béticas, está la cosa muy mal.
Un abrazo.
Hola Paco.
He visto que no te has estado quieto en todo el verano 🙂
Lo de la burrita es algo que cada vez me cuesta más. Los años no pasan en balde y no es lo mismo pegarte palizas con 20 que con 40. Aún así, creo que moriré con ella pues es de las cosas que más satisfacciones me da.
En cuanto a lo de la puerta cerrada a cal y canto sí que fue un chasco de los gordos. En otras fincas dejan un camino de servicio paralelo a a la alambrada que te permite sortearla, pero en este caso era imposible. Además la finca era muy grande. 🙁
Un fuerte abrazo y a ver si coincidimos en algo del CMM 😀