montaña palentina, cordillera cantábrica
abril de 2013
7 h
10 km
970 m
viento, borrasca, inestable
ascensión por palas de nieve de hasta 40 grados y luego por arista expuesta con algunos pasos de II, II+
pincha aquí para ver el croquis
track aquí disponible
El Espigüete es una de las grandes montañas que debe figurar en el currículo de todo montañero. Se trata de una pirámide caliza de colosales proporciones con muchas posibilidades. Toda su fachada norte admite itinerarios de compromiso y corredores que enlazan la vaguada del arroyo del Mazobre con cualquiera de las dos cumbres principales del macizo.
En esta primavera tenemos fijadas las fechas para esta actividad. Conforme se acerca el día de partir vemos claramente que tenemos una predicción meteorológica horrenda. Como no tenemos margen alguno, debatimos la cuestión y aceptamos subir para ver lo que pasa. A las malas, conocemos nuevos sitios y echamos unas buenas risas entre amigos que, a fin de cuentas, de eso se trata.
Tras la noche en el hostal de Triollo el día se levanta plomizo. En teoría y según los modelos, tenemos una ventana de no mal tiempo hasta las 14 horas que vamos a intentar aprovechar. Dejamos el coche en un aparcamiento en la carretera que sube a Cardaño de Arriba y comenzamos a remontar el arroyo de Mazobre con las primeras luces del alba rebotando en Peña Prieta.
Tras una media hora abandonamos el cómodo carril que discurre en paralelo al arroyo para remontar una fuerte pendiente que nos acerca al refugio de Mazobre. Aquí ya se aprecia la majestuosidad de la cara norte de este pepino que queremos ascender. Las nubes están cerradas a 1800 pero no hay mucho viento. Aún así, más que la meteorología, nos preocupa especialmente el estado de la nieve pues hay mucha y muy blanda. Mal asunto para escalar.
Nuestra idea incial es hacer el corredor noreste de la montaña pero cuando nos ponemos en su base contemplamos los restos de varios aludes recientes por lo que desistimos de intentar esta vía. Félix comenta la opción de hacer la arista este: minimizamos el riesgo de aludes y además encontraremos mucha menos nieve que en las laderas y vaguadas. Para allá que nos vamos pues.
En un momento dado nos separamos en dos cordadas. Félix y Carlos se meten en la arista de primeras mientras que Nino y yo aguantamos en la ladera norte buscando enganchar la vía un poco más adelante aunque para ello tengamos que negociar con pendientes de nieve blanda y casi 45 grados en algunos puntos. Evidentemente nos vamos vigilando los dos grupos por el rabillo del ojo, no sólo por temas de seguridad, sino también para ver quién llega antes al punto de reunión estipulado. Al final ganamos los menos veteranos aunque nos hayamos tenido que dejar el resuello en las últimas rampas.
A partir de aquí cabalgamos en la cresta caliza del Espigüete que alterna secciones más anchas con nervios finos en los que hay que prestar toda la atención. Además, la nevada reciente todavía oculta casi todas las rocas y pasos por lo que debemos extremar la precaución. Conforme ganamos más altura el cielo se cierra por completo y un fuerte viento del suroeste nos castiga por la izquierda. En los pasos delicados tenemos que calcular muy bien donde ponemos los pies y las manos porque la nieve se hunde más de medio metro de lo blanda y húmeda que está.
Tras un par de momentos finos llegamos al punto clave de la arista. Un destrepe que en sentido contrario supone una escalada corta de grado II+ pero que hoy nos encontramos con una cornisa de nieve de varios metros de altura. ¿Qué hacemos? Podemos sacar la cuerda, intentar montar una reunión en nieve blanda y descender el resalte. Nos vamos mirando los unos y los otros, el día está muy cerrado, cada vez hace más viento y la hora límite en la que se anuncia la nevada se va acercando. Si pasamos de aquí luego nos tocaría regresar con todo el marrón a las costillas. Finalmente decidimos regresar ahora que lo vemos claro.
Y así, sin mucha más historia, vamos recuperando nuestras huellas y perdiendo metros. Charlamos, nos reímos y en ningún momento nos sentimos tristes por haber tomado esta decisión. Albergamos así la sensación de haber hecho lo correcto, sensación que se verá aumentada cuando a la altura del refugio de Mazobre el cielo descargue sobre nuestras cabezas una nevada con copos como pelotas de ping pong que disfrutaremos en el ambiente cálido de nuestro hostal de Triollo. Otra vez será.
fotos
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en la cordillera cantábrica

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
¡¡¡mágnifico ambiente!!!
au sin cumbre, sin duda la experiencia y el paisaje merecen la pena.
hay un par de fotos muy chulas.
un saludo
Andres
Tú lo has dicho Andrés, lo mejor de todo el ambiente de alta montaña… esa arista parecía de Alpes por las condiciones tan severas. ¿Habéis vuelto a hacer algo por sierra Nevada? 😉
Hace años que le debo una visita a la cordillera Cantabrica. A ver si me animo. Estuve hace muchos años, pero mas turismo que otra cosa. A ver si el año que viene cae..Ya te pediré consejo.
La semana que viene (el martes o así) tengo pesado acercarme a sierra nevada, si las condiciones lo permiten. Otra vez a la cara oeste del puntal de la Caldera, que mi compañero no hace mas que darme la vara con una linea que discurre justo paralela a la «pequeño Nacho» (jejeje). Como esta pinta mas complicada (un par de muros en mixto) me estoy estudiando los posibles «escaqueos». Ya te cuento si sale algo…;)
Un saludo
Andres
Estaremos pendientes de esa nueva línea. Mucha suerte Andrés y cía. Un saludo!!!
José, no aproveches para «vacilar», que Nino y tú llegasteis primeros al punto de reunión porque os dejamos 🙂 🙂
Venga ya… aquí definitivamente se vio la diferencia entre los MUY veteranos y los veteranos a secas jejeje…
Acho, pero si llegásteis para que os dieran oxígeno 🙂
Seguro, seguro…
Por un lado acertada elección. Qué mejor excusa para volver a la Cordillera Cantábrica a terminar algo que se quedó a medio. Y por otro, me convierto en un espectador de lujo de actividades que difícilmente podré hacer. Como siempre gracias por compartir estas actividades.
Era lo único factible, te lo puedo asegurar. Hacía muy malo y llega un punto en el que ya ni disfrutas y encima te pones en riesgo. Volveremos por supuesto. Y por cierto, en verano el Espigüete tiene una subida muy chula y sin compromiso, solo el esfuerzo de subir las cuestas que no es poco 🙂