sierra de los Filabres
noviembre de 2011
día y medio
28 km
1400 m
anticiclón, despejado, frío
actividad por sendas muy perdidas y bastante monte a través que exige intuición montañera
pincha aquí para ver el croquis
track aquí disponible
Algún día dedicaré una entrada por completo a los libros de Carlos1Me refiero a los dos volúmenes de ‘Excursiones por el Sur de España’ de la editorial Desnivel que son una enciclopedia para los montañeros del sur de la península. (Dicha entrada ya existe: está aquí.) Hoy los traigo a colación porque había una excursión en el volumen II que llevaba viendo desde hace más de 12 años y que, por diversos motivos, nunca había realizado.
Me refiero a la ascensión a la Tetica de Bacares en la sierra de los Filabres. Esta montaña destaca poderosamente en el inabarcable cordal de 50 kilómetros que comprenden las sierras de Baza y Filabres. Su forma cónica, su puntiaguda cima, la convergencia perfecta de sus laderas hacia la cumbre es bien visible desde lugares tan lejanos como África. No en vano, esta montaña es un vértice de primer orden dentro de la red geodésica nacional que sirvió, en el siglo XIX, para encajar las cartografías de Europa y África de forma coherente y fiel2Esto también daría para una entrada en el futuro de matemáticas y montaña.
Como somos amantes del enredo y de no hacer las actividades sencillas hablé con Lourdes y le planteé subir a la Tetica pero dando un rodeo; en realidad, me atraía mucho la posibilidad de adentrarme en alguno de los valles de Filabres y, a ser posible, conocer y disfrutar de sus bosques, sus aguas y las aldeas de montaña. Con este planteamiento nos pusimos en modalidad ‘travesía’ y con los armarios a las costillas comenzamos a caminar desde la misma plaza del pueblo de Bacares por la calle Real en la mañana de un luminoso sábado.
Hemos venido sin madrugar, es la hora del Ángelus y el termómetro marca 9 grados a 1200 metros. Salimos del callejero y pasamos por una ermita entrañable que dejamos a la izquierda. Nos liamos entre varios carriles y entramos en una casa de campo para hablar con un matrimonio que amablemente nos encamina por el sitio correcto.
El carril gana altura y tenemos unas vistas magníficas del caserío de Bacares que, entre los almendros y enmarcado por las soberbias montañas que lo rodean, parece un belén de juguete. Antes de las dos paramos en un recodo soleado del camino para comer un arroz que llevamos hecho desde casa con tropezones de tortilla y atún. Pese a que la digestión lo requiere, evitamos estar mucho rato parados porque es invierno, los días se cierran rápido y nos queda mucha alpargata por delante.
Enseguida nos salimos del carril para coger una senda preciosa que desciende hacia el Toril Bajo, un cortijo de original y llamativa arquitectura junto al río Barrancón con una era perfecta. La senda continúa a media ladera sobre el atormentado cauce del río y ganando los espolones mediante brechas abiertas con pico. En un momento dado pasamos a la margen izquierda orográfica y un rato más tarde alcanzamos la cortijada del Soto donde perduran las huelgas y las encinas, testigos mudos de un pasado ajetreado de trabajos en el campo.
Dejo a Lourdes y a Moss unos minutos descansando mientras me subo por la margen derecha buscando la lógica continuación del camino. Vislumbro una traza entre las retamas, las encinas y las aliagas. Habrá que contentarse con ella. Regreso a la vera de mi clan y nos ponemos en marcha no sin antes advertir:
– Es una senda más incómoda que la que llevamos… pero es poco rato — el que avisa no es traidor.
La traza gana altura para sortear un nervio rocoso que desciende casi vertical hasta el mismo curso del río. Una mirada hacia el sur nos descubre, pese al deslumbramiento casi constante del sol en las últimas horas, la aldea de los Carreños en la que pretendemos dormir. Para allá que vamos pues.
La traza se va perdiendo paulatinamente entre pimpollos y vigorosas aliagas No obstante, tenemos muy claro el rumbo así que avanzamos campo a través hasta cruzarnos con un barranco tributario del río Barrancón. Para llegar a los Carreños debemos cruzar la cicatriz profunda de este arroyuelo. Perdemos altura hasta ponernos en el eje del mismo y buscamos el sitio más franco y limpio de zarzas. La cosa está jodida pues, cuando no nos cierra la vegetación, lo hacen verticales paredones cuyas presas están cubiertas de hojas húmedas y musgos.
Mal asunto.
Finalmente, logramos colarnos por entre las ramas finas y resistentes de un caducifolio que nos presta su apoyo para salvar una lancha inclinada a 45 grados tan resbaladiza como una pista de hielo. Vencer este obstáculo nos tendrá ocupados casi una hora por lo que prácticamente ya es de noche cuando encaramos los últimos metros para subir a las casas de los Carreños. Todavía emplearemos más tiempo buscando el camino óptimo entre los balates de varios metros de altura que perduran con una salud envidiable, como si ayer mismo hubieran sostenido el peso de las cosechas y las tarascadas del arado.
Al llegar junto a las casas montamos la tienda y en un suspiro Lourdes ya está cocinando la cena en el ábside. Como necesitamos agua para mañana me entretengo por los alrededores con Moss buscando un acceso más lógico al arroyo que acabamos de cruzar y lo encuentro bastantes metros más arriba. Recuerdo entonces que ya el libro de Carlos advertía que el lugar óptimo para atravesarlo era precisamente éste y maldigo mi mala memoria. Me vienen también a la cabeza el par de tracks que he consultado en wikiloc y que, en esta zona, parecen el rastro de una hormiga borracha. Se conoce que mis predecesores también anduvieron perdidos en el vado de este barranco. Y si no, que se lo digan a chispas:
Pasaremos por varias aldeas abandonadas, de arquitectura bereber… preciosas. La senda está poco transitada… y PLAGADA de zarzas, lo que la hace un poco complicada. Al final termina por desaparecer, y hay que buscar la mejor manera de cruzar el barranquillo que nos deja a los pies de las Hoyas (aquí las zarzas son una constante)
Comentario de chispas en su ruta de wikiloc
Regreso a la tienda, me cambio de ropa y me meto en el saco. La temperatura es muy fría, la noche despejada y la escarcha segura pues ya aparecen los primeros cristales de hielo en las briznas de hierba. Crema de champiñones, ibéricos con pan de campo y mandarinas. Antes de acomodarme en el sobre de plumas le preparo a Moss su lecho con mi mochila y una funda de vivac vieja y ya está: a descansar empotrado entre la espalda de Lourdes y el lomo de Moss. Caliente, caliente.
Cuando amanece dejamos que corra el tiempo pues no está el día como para salir a pasear con la fresca. El termómetro marca -7 grados dentro de la tienda y aguantamos hasta los primeros rayos de sol. Desayunamos, recogemos el campamento y continuamos nuestro camino hacia el pico de las Hoyas. Para llegar a él hay que remontar una ladera con pinos de repoblación y terrazas. Aunque no hay vereda ni sendero el rumbo es muy claro (siempre al sur) y pronto alcanzamos la divisoria principal de Filabres con estupendas vistas del Calar Alto, sierra Nevada, sierra de Gádor y sierra Alhamilla.
Unos metros más y culminamos el vértice de las Hoyas donde nos hacemos una foto y caen unas mandarinas bien abrigados por el frío. En lontananza tenemos las antenas de la Tetica que nos están esperando. Hacia allí nos encaminamos por una pista de alpargata y charcos helados que serpentea junto a la divisoria hasta el puerto de Sola, junto a la carretera local ALP-405.
En el mismo cruce con la subida a los repetidores nos apañamos en unos pinos y sentados en las cálidas jumas damos buena cuenta del resto de bocadillos y dulces. De ahí para arriba es un suspiro y afrontamos las duras rampas hacia la Tetica primero por la carretera y, a partir del collado del Entredicho, por la arista somital que nos ahorra las tremendas recurvas de la carretera.
Cuando estamos en el mismo pezón de la Tetica, justo en la puntiaguda cima, comprendemos la magnitud de esta montaña y su elección como vértice de primer orden dentro de la triangulación geodésica nacional. Es un pepino impresionante con vistas panorámicas en casi todas las direcciones y una destacada cumbre. Muy abajo avistamos el pueblo de Bacares y el espolón por el que vamos a descender.
Si bien Carlos recomienda en su libro descender por el barranco del Fraile nosotros aguantamos bastantes metros en el nervio del espolón que divide este barranco del de Nimax3Otra opción interesante para el descenso sería una arista muy marcada que hace una curva por el norte de la Tetica y que desemboca muy cerca de Bacares, en la carretera, lo que ocurre es que era más larga. Habrá que catarla con nieve y en otra ocasión.. Tras muchas terrazas, pinos, aliagas y piedras sueltas alcanzamos un carril que transcurre a media ladera. Según mi croquis deberíamos buscar el barranco de Nimax y descender por su margen derecha pero vamos ciegos y le tiramos todo tieso. Enseguida comprendemos el error ya que nos encontramos de frente con una alambrada que nos obliga a tender hacia las empinadas pendientes del barranco del Fraile por un terreno muy áspero e incómodo.
Finalmente logramos alcanzar la carretera ALP-405. Caminamos por ella unos metros y le digo a Lourdes:
– Ya seguimos por la carretera. Estoy hasta los mismísimos de tanto ‘enmierde’.
– Bueno — me contesta ella.
Con la vista miramos hacia el barranco donde en teoría está la bajada original que deberíamos estar haciendo y que hemos desechado. Enseguida comprendemos que es factible y que todavía estamos a tiempo de reengancharnos. Se lo comento a Lourdes y ella pone el semáforo en verde comentando con tristeza:
– Es que terminar por la carretera…
Ni mil palabras más. Nos tiramos por unos bancales de almendros, cruzamos el barranco del Fraile y nos ponemos en una zona de cultivos de almendros primorosa sobre el caserío de Filabres. Desde aquí ya sólo nos queda descender los últimos metros con el sol ya bajo las cúpulas del Calar Alto y las luces de Bacares iluminando el belén de casitas blancas y huertas saturadas de verdor y ocres. Una más, y que sean muchas.
fotos
en baza y filabres

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
ME GUSTA LA RUTAS LA HE REALIZADO , TANTO POR PASION ALA NATURALEZA COMO PASTOREO DE.
Buena travesia, algo durilla por los enmierdes ¿no? pero veo que al final triunfo el purismo romantico y donde este un buen lio que se quiten los alpargatazos por carreteras, ¡¡que lugares¡¡ donde acampasteis es de pelicula y esas fotos con luces Otoño-Invierno estupendas, el texto como siempre cuidado y preciso para trasmitir lo que quieres, agradecido como siempre.
Kiki.
Una vez dije: ‘el purismo destrozará tus tendones’. No me faltaba razón… y no sólo los tendones, sino también los riñones, las rodillas y los hombros 🙂
Pero es que lo nuestro es el masoquismo.
Gracias a ti por visitar y participar. Siempre es un placer veros en esta casa.
Hola Luiso, es una zona que desconozco, pero que siempre que he ido a Almeria me
ha llamado la atencion. Los paisajes son preciosos y me ha encantado la senda de
piedra, creo recordar que en cierta ocasión Luis Cano publicó algo de esa zona
por otro foro y era una verdadera chulada de ruta. Las fotos son de lujo y la
luz espectacular. Enhorabuena a Lourdes a ti y a Mossito. Un saludo.
En efecto. Luis puso un reportaje de un trozo de esta misma ruta (Bacares-Los Carreños) e incluso hay alguna fotografía que seguro que es la misma. Yo me he inspirado en el libro de Carlos para el diseño de la ruta y en wikiloc encontré un par de tracks que eran perfectos.
Un saludo Rafa y trátame bien al comandante.
En la subida al Picón de Gor (creo recordar), dijiste que tenías una
deuda con la Sierra de Baza, y veo no pierdes el tiempo, jejeje. Gran ruta, buenas panorámicas sobre todo esa foto inicial donde se ver Lourdes y Moss con Sierra Nevada al fondo con una cantidad de nieve exagerada para las fechas que estamos.
OFF TOPIC: ¿Lo que tu «llamas» Pinos duendes en Revolcadores, su nombre es Pinnus Nigris? Hará unas tres de semanas estuve con el grupo Hinneni y pregunté el nombre de esos pinos con la forma tan característica que tiene.
Ya ves que no nos gusta tener cuentas pendientes muchos años si estamos en condiciones de saldarlas… y ahora hay bastante cuello por fortuna 🙂
Con respecto a los ‘pinos duende’ te diré que así los llama Carlos en su libro y se refiere sobre todo al aspecto de los pinos cuando nieva bastante y la nieve se mantiene en las ramas. Los pinos de Revolcadores (que alguien me corrija si yerro) son pinos blancos o laricios y el latinajo es ‘pinus nigra’.
Enhorabuena por la magnifica excursión. Que bonitas las vistas de Sierra Nevada y que ambiente tan auténtico se respira en esos poblados abandonados mimetizados en el terreno de las Sierras de Filabres y Baza. Por cierto, no tienes que hacer ninguna entrada a los libros de Juan Carlos; directamente hay que hacerles un monumento. Han sido los dos mejores libros de montaña que yo he tenido en mi poder y gracias a los cuales, muchos de nosotros hemos empezado en este mundillo.
Un abrazo.
Has dado con la clave: el ambiente que se respira en esas aldeas es tan auténtico y solitario que embrujan por sí solas.
Con respecto a los libros de Carlos, no entiendo por qué la gente de Desnivel no los ha reeditado, aunque sea desde un punto de vista más moderno y actualizado, pero son claramente la biblia del sur.
Abrazos Paco.
BUENO BUENO, LO QUE YO DECÍA, QUE DESDE LAS CABRAS YA VEÍA YO POR HAY A UNA FAMILIA BIEN AVENIDA BUSCANDO NUEVOS LUGARES EN LOS QUE DISFRUTAR DE ESE SENTIMIENTO DE CAMUFLARSE CON EL MEDIO, JEJE, EL REPOR IMPRESIONANTE, LAS HELADAS, ES NORMAL , VEO QUE LO PASASTEIS MU BIEN, AHHHHHHHH UN DIEZ A LOURDES , SALES MUY GUAPA EN LAS FOTOS, Y A MOSS COMO NO, Y A TI JOSE POS QUE TE VOY A DECIR, POS ESO, HASTA PRONTO , SALUDICOS
Muchas gracias Diego 🙂
Yo también veía por las Cabras un grupillo inquieto con ganas de hacer muuuuuuuchas montañas.
Abrazotes.
«La senda está poco transitada… y PLAGADA de zarzas, lo que la hace un poco complicada». Desde luego tiene mérito que las respectivas sigan fiándose de nosotros 😀
Para mi esta montaña sigue en la interminable lista de «Pendientes…»
Un abrazo artista!
Pues sí que Laura y Lourdes tienen un mérito increíble… sobre todo por soportar a sus respectivos y sus delirios montañeros 🙂
Tacharás estas montañas de tu lista.