Datos técnicos
Distancia
7 kilómetros
Desnivel
550 metros
Tiempo
4 horas
Sugerencias
Ruta montañera casi sin senda que requiere experiencia y saber navegar para encontrar las mejores opciones. Mejor pantalón largo
Observaciones
Atención a la restricción de acceder a determinadas zonas del Almorchón desde el 1 de Diciembre hasta el 1 de Julio. Si bien no afecta a este recorrido, debemos tenerla en cuenta por si queremos hacer algún otro itinerario en el macizo.
Intro
En la ruta que proponemos vamos a acometer la ascensión de una montaña casi inexpugnable: el Almorchón de Cieza. (No confundir con el Almorchón de Pontones.) Se trata de una de las cumbres más escarpadas y verticales de la cuenca. Se encuentra cerca del cañón de Almadenes y desde sus cumbres podemos dominar toda la vega del río Segura desde los arrozales de Calasparra hasta que se adentra en los vericuetos del valle de Ricote.
Para subir al Almorchón es preciso estar habituado a caminar por terrenos sin sendas ni caminos, a la vez que precisaremos poner toda nuestra atención para no desorientarnos. Pronto advertiremos que se trata de un territorio escarpado, agreste y complejo, con un número muy limitado de pasos practicables — cuellos de botella — que no debemos perder para no meternos en problemas.
En realidad, esta actividad no comprende la subida a la cima propiamente dicha ya que para acceder hasta el punto más alto de la montaña se requieren técnicas de escalada que están fuera del alcance de esta propuesta. Pese a esta circunstancia y a su silueta altiva, majestuosa y subyugante, el Almorchón es generoso y de sus tres cimas — la principal y dos secundarias — nos va a permitir acceder a estas dos últimas utilizando únicamente nuestras piernas y, muy ocasionalmente, las manos.
Reseña
Para acceder al comienzo tomaremos como referencia la localidad de Cieza. Tomaremos la carretera C330 que atraviesa el llamado Puente de Hierro en dirección a Mula. Así avanzamos 4 kilómetros hasta encontrar un desvío a la derecha que conduce al embalse del Quípar o de Alfonso XIII y a la presa de Almadenesy que tomamos. Unos 7 kilómetros más adelante llegamos a un cruce con dos posibilidades: dejamos a la derecha el Salto de Almadenes y nos mantenemos en la misma carretera en dirección al pantano de Alfonso XIII. Ascendemos por una carretera que al final avanza encajonada entre paredes donde se practica habitualmente la escalada deportiva hasta que encontramos un cartel que indica Embalse del Cárcavo. Aquí, en este paraje conocido como Puerto Chico, dejamos el coche y, desde la vertiente norte, la más boscosa e imponente, comenzamos a caminar.
Así, ascendemos por la carretera de la presa del Cárcavo y en apenas 400 metros encontramos un carril que sale a la derecha justamente desde el punto más alto de la carretera de asfalto. Cogemos el carril que va haciendo varias curvas serpenteando entre pinos carrascos, espartos y algunos arbustos como el lentisco y la coscoja. Tras unos 500 metros el carril desaparece pero no hay que asustarse: tomando como referencia la montaña lo único que tenemos que hacer es ascender «campo a través» unos 50 metros hasta que, en apenas un minuto, nos situamos en una pista ancha que tomamos hacia la derecha y que en 300 metros nos deja en la zona recreativa de la Fuente del Obispo.
A partir de aquí es preciso centrar toda nuestra atención en orientarnos bien. Ascendemos hasta la última mesa que está a mayor altura y a partir de ahí nos adentramos monte a través por una fuerte pendiente. Se trata de remontar este espolón que desciende prácticamente desde la cumbre central. Para orientarnos la idea básica es ir ganando siempre altura y tendiendo hacia la izquierda en dirección SSE hasta ponernos en la base del barranco que desciende entre las dos cumbres secundarias.
Estamos en un terreno complicado pues a veces la misma vegetación nos impide tomar referencias exactas así que habrá que ser pacientes y utilizar nuestra intuición para llegar hasta la base de dicho barranco. En ocasiones veremos algún que otro hito que, aunque bien colocados, están a bastante distancia, por lo que no son de mucha ayuda.
Una vez que hemos entrado en el barranco se trata ahora de remontarlo sin perder nunca su eje principal. Es un trayecto divertido, que pondrá a prueba nuestras habilidades a la hora de sortear baladres y ramas viejas. Tendremos que utilizar toda nuestra pericia para superar algunos pequeños resaltos de roca lisa que, sin peligro, nos ponen en pequeños aprietos.
Tras pasar la zona más encajonada del barranco éste se abre y deja paso a una ladera muy empinada en la que es recomendable usar bastones para no perder el equilibrio. Podremos apreciar unos pinos de majestuoso porte que no parecen haber sufrido jamás el golpe del hacha así como una bóveda anaranjada que nos puede servir de orientación. Hacia ella podemos dirigir nuestros pasos para luego trazar una última diagonal hacia el collado cimero que separa las dos cumbres secundarias.
Este collado lo ganamos con mucho esfuerzo, sudando a mares, pero recompensa. Recompensa por las vistas impresionantes del Cagitán, por el verdor hiriente de las laderas de la sierra del Oro y sus pinares, por los relieves atormentados del Cárcavo; también se destaca el embalse de Alfonso XIII a Poniente con la Sierra del Molino y Calasparra. En esa misma dirección tenemos el filo de la Palera y hacia el Norte toda la vega del Segura: cañón de Almadenes, río Muerto y los nuevos regadíos surgidos al amparo del trasvase en el glacis de la Sierra Larga. Finalmente, a Levante, se yergue la Atalaya custodiando el casco urbano de Cieza y la sierra de Ascoy con sus molinos.
Una buena idea consiste en ir hacia la izquierda (hacia Levante) y subir a la cima secundaria más oriental. Es un estupendo mirador sobre la presa del Cárcavo. Luego, regresamos al collado y ascendemos por la ancha arista que nos lleva a la cima secundaria central desde donde ya ganamos vistas al torreón cimero que defiende la cumbre principal y que nos conformamos con disfrutar en la distancia. Este es un buen sitio para almorzar y, si tenemos suerte, vislumbrar alguno de los buitres que visitan esta montaña aislada en sus incursiones desde las Sierras del Noroeste.
Tras el refrigerio vamos a descender por un lugar diferente. Seguimos por la arista hacia Poniente, hacia la cima principal y descendemos hasta un collado en el que hay un paso con bastante pendiente. A partir de aquí, bajo nosotros, se despliega una ladera muy empinada repleta de pinos con abundantes paredes que puede ponernos en aprietos. De frente y a nuestra izquierda, tenemos la cumbre principal protegida por una pared inexpugnable con forma triangular y que tiene más de cien metros de altura.
La norma para descender con la mayor seguridad es mantenernos siempre lo más cerca posible de la base de esta enorme pared. Si somos finos y andamos con cuidado podremos apreciar una leve traza que desciende en la buena dirección hacia el W. Ésta se mantiene en paralelo a la base de la pared y va dejando a la derecha los numerosos precipicios que nos impedirán el paso. Esta traza tiene algunos hitos y desemboca en un viejo carril que tomamos a la derecha.
El carril a su vez llega hasta una pista y la tomamos hacia la derecha. Esta pista nos lleva de nuevo hacia la Fuente del Obispo y de ahí podemos desandar el camino que hemos hecho hasta el coche. Si queremos cerrar la actividad de forma circular lo más sencillo es, en una curva cerrada a la derecha, coger el carril que desciende hacia el norte y que desemboca en la antigua carretera del pantano. Desde ahí, siguiendo hacia la derecha, regresaremos a los vehículos.
Las salinas de la Murta
Podría parecer extraño pero en lugares del interior de la cuenca es posible encontrar salinas. Esto es así debido a las especiales características geológicas del terreno, circunstancias que se dan en las proximidades del Almorchón, en las Salinas de la Murta. Para acceder a ellas hay que partir desde la Fuente de la Murta en las faldas del Almorchón y descender hacia el sur, hacia el fondo de la rambla de la Murta.
Pronto dejamos a mano izquierda la casa del salinero, una construcción muy antigua y grande para su época y podemos observar a mano derecha el almacén de sal o alfolí. Se sabe que las Salinas de la Murta se encuentran en producción al menos desde la Baja Edad Media y lo han estado hasta los años setenta del pasado siglo. Su funcionamiento siempre fue muy básico y su producción suficiente para abastecer a la población y sus aldeas.
Notas
- Aconsejable llevar pantalón largo en esta excursión para evitar rozaduras con la roca y la vegetación. También se requiere buena visibilidad y experiencia en montaña.
- Para ascender a la cumbre principal se requieren conocimientos avanzados de escalada. Puede verse un reportaje al respecto aquí.
- La pared sur del Almorchón es, desde hace muchos años, una de las zonas de escalada clásica más importantes del sur de España. El aperturista principal de gran parte de las vías en esta pared es Félix Gómez de León.
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José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.