Sierra de Almijara
diciembre 2011
12 de 51 kilómetros
830 de 3660 metros
día 1 de 3
anticiclón, despejado, frío
sendas perdidas, vegetación incómoda, orientación delicada
Para un blog como este que se dedica — aunque no en exclusiva — a la montaña del sur de la península siempre es un placer dedicar una entrada, una actividad y, en definitiva, una travesía, a una de las sierras más impresionantes que guardan las Béticas. Nos referimos al cordal abrupto y complejo de Tejeda y Almijara que ya hemos recorrido en otras ocasiones, tiempos y formas.
El origen de esta travesía se enmarca en uno de los muchos correos que recibimos de los lectores del blog. En esta ocasión el amigo Juan Antonio del Comando Fénix y también de la agrupación Pasos Largos de Málaga nos invitó a realizar un itinerario desde Fornes (norte) hasta Nerja (sur) ‘tocando algunas de las dificultades orográficas más características de esta sierra como son, La Cadena, Piedra Sillada, Caballo, Ventosilla, Navachica y Cielo‘ tal y como él mismo nos lo describía en su mensaje. Además, afirmaba con mucha razón que ‘este recorrido se sale un poco del tradicional que utilizaban los arrieros en su ir y venir por estos montes, pero también en buscar la novedad está la gracia’.
…y diseñó en la comodidad del hogar, sentado en el brasero y junto a un vaso de leche con galletas María, una travesía circular con su punto de emoción
Por supuesto que se sale de lo normal y es que, si seguís el resto de las entradas, comprenderéis perfectamente el motivo por el cual los arrieros no utilizaban estos caminos para atravesar la sierra y comunicar el poniente granadino con la Axarquía. La realidad es que habían otros pasos mucho más sencillos y directos como, por ejemplo, el puerto de Cómpeta o el de Frigiliana.
Bueno, pero sigamos con los orígenes. El tema está en que no pudimos asistir a la convocatoria de Juan Antonio y nos quedamos con las ganas. No obstante, tuvo la amabilidad de pasarme un mapa con el trayecto que iban a seguir y diversas alternativas. Y claro, uno que es curioso, estudioso y guarda en la memoria los desafíos pendientes se puso a investigar y diseñó en la comodidad del hogar, sentado en el brasero y junto a un vaso de leche con galletas María, una travesía circular con su punto de emoción. Más que nada, para no perder las buenas costumbres.
Remontamos un carril buscando un pequeño collado que nos introduce en la cuenca del río Chíllar y que también es un GR — comunica con Frigiliana
Y es así como a finales del 2011, con un invierno torrija, soleado y seco, nos plantamos en las Cuevas de Nerja donde dejamos nuestro vehículo para comenzar el camino. Los primeros kilómetros discurren por una pista de firme infame y polvoriento que nos va acercando al área recreativa del Pinarillo. Es mucho más de mediodía porque el viaje desde casa ha sido largo y no nos gusta madrugar.
Bueno, todavía quedan casi 4 horas de luz que seguro que nos cunden. Remontamos un carril buscando un pequeño collado que nos introduce en la cuenca del río Chíllar y que también es un GR — comunica con Frigiliana. El carril serpentea a media ladera hacia el norte y acaba perdiéndose aunque pronto lo dejamos para descender por una senda muy marcada hacia una casa de servicio del canal. Hay gente trabajando con maquinaria no ligera — una oruga pequeña — para desmantelar la vieja edificación y retirar los escombros. No entendemos — ni compartimos — estas acciones de dudosa bondad así que si alguien tiene a bien explicarnos por qué se gasta el dinero en estas cosas, bienvenida será su justificación.
Pronto nos cruzamos con el canal que avanza en paralelo a las curvas de nivel que en esta cuenca del Chíllar — como en toda la Almijara — están ‘arrepretás’ y juntas
Pronto nos cruzamos con el canal que avanza en paralelo a las curvas de nivel que en esta cuenca del Chíllar — como en toda la Almijara — están ‘arrepretás’ y juntas. Vamos, que se confunden en el 1:50.000 del geográfico y que apenas sabe uno a qué altura se encuentra sin echar mano del GPS. El canal es transitable por su margen y lo remontamos con nuestros ratos de incertidumbre. ‘En caso de duda, cáete hacia el canal’ le digo a Lourdes mientras compruebo con el rabillo del ojo que quien tiene más problemas es el bueno de Moss pues sus alforjas chocan con las rocas y las paredes y está a punto más de una vez de caer al agua. Al final le quitamos la carga y avanza más suelto y chulo que nadie por la estrecha coronación del muro de cemento que sostiene las aguas.
Todo canal tiene un comienzo y suele ser una presa o azud donde se recogen las aguas. Efectivamente, un rato más adelante nos encontramos con una nueva casa derruida y un muro ancho de robusto hormigón que represa las cantarinas aguas del Chíllar. Me llama la atención una pileta en el canal en la que lavarían los habitantes de esta edificación fantasma de la que solo restan los sillares inamovibles y una higuera desnuda. Dudamos un poco de la continuación natural del camino pero enseguida vemos claro que la presa se supera mejor por la margen — orográfica — derecha. Una vez que estamos en el mismo lecho del río ya no hay caminos ni sendas y toca avanzar buscando los mejores pasos entre los cantos rodados, los tarays y las ramas secas de pino.
Estamos disfrutando como enanos en este tramo. El paisaje cada vez se pone más solitario, agreste y los tajos del Sol y del Almendrón ya enseñan sus primeros nervios y espolones que remontan en vertiginoso ascenso hacia el cielo azul del mediterráneo más de mil y pico metros sobre nuestra vertical. Más adelante encontramos la confluencia del arroyo de los Pradillos que le entra al Chíllar por la derecha. Intuyo que fue por aquí cuando bajamos del Cisne en un descenso brutal en mi segunda vez por estos pagos, hace ahora la friolera de 14 años. Pero esta vez nos toca seguir por el Chíllar hacia arriba buscando el cortijo del Imán. Unos metros más arriba de las juntas del río con el arroyo, en la margen izquierda, sale una senda que remonta a media ladera. ¿La cogemos? A ver que mire el mapa… Sí. La cogemos.
Este tramo será el más duro del primer día
Este tramo será el más duro del primer día. La senda, pese a ser clara y evidente, está literalmente cerrada por una vegetación furiosa, invasora y agresiva formada por romeros, aliagas, jaras y espinos… especies oportunistas que han proliferado después de los sucesivos incendios que han asolado estas montañas. Nos cuesta muchísimo trabajo avanzar porque el armario de mochila de travesía que llevamos se engancha en todas las zarzas y además el cuerpo se nos queda encajado constantemente entre las robustas ramas de los romeros que hay a pie de tierra. Moss tampoco lo lleva mejor porque sus alforjas también se le enredan continuamente y más de una vez lo tenemos que levantar en peso para que pueda progresar.
El camino infernal atraviesa el arroyo del Limón y gana altura constantemente hasta alcanzar el cortijo del Imán situado en un promontorio excelente. El rugido del Chíllar se escucha muy abajo y asciende rebotando entre las paredes calizas del cañón. Por fortuna, llevamos agua suficiente para la noche así que montamos el tenderete y nos relajamos. Mientras Lourdes cocina en el ábside abrigada en el saco de plumas yo me dedico a juguetear con Moss que todavía le quedan fuerzas.
Mañana será otro día.

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
Una gran travesia, me ha alegrado mucho tener conocimiento de ella. Un abrazo
Que sepas que tienes el copyright del track de la ruta 😀
Hola José Antonio, que buena ruta te has sacado de la manga. Una travesía, nunca mejor dicho, para perderse. Un saludo.
Sí que es bonita la ruta Ginés… una zona que merece mucho la pena 🙂
¡¡Bien¡¡ empezamos el año con una buena travesía que se adivina dura y complicada, y por unas sierras que conoceré gracias a ti por primera vez, tienen pinta de bravas y poco transitadas…haber como sigue.
Kiki.
Pues kiki, estas sierras a ti sí que te pillan bastante cerca así que anímate a conocerlas porque son preciosas. Vamos a seguir poniendo capítulos 🙂
Me ha encantado eso de «vegetación furiosa». Bonita manera de describir la fuerza con la que la vegetación brota en ausencia del predador humano.
Imagino el suspirico perruno que daría Moss al ser liberado de las alforzas en un paso angosto, seguro que dentro de él hubo una pequeña «revolusión».
Jejeje… el bueno de Moss yo creo que ni se da cuenta de que lleva las alforjas, por eso se queda el pobre atrancado entre las ramas… además tenemos que arreglárselas pues de tanto roce se le han abierto 🙁 El pobre perdió su pienso y tuvimos que compartir nuestra comida con él 🙂
hola jose and family, veo que te vas bajando cada vez mas , lleva cuidao que te veo en grazalema , jeje, por lo que veo sera una bonita e interesante travesia, esperamos la siguiente con ansia viva , je je, un abrazo
Grazalema tiene que ser la caña… habrá que ir 🙂
Un abrazo Diego y enhorabuena por ese pateo a las Banderillas… que pijá de andar en un día ¿verdad?
Bueno, pareja, o mejor decir «trio», se acabaron las vacaciones navideñas y estas largas travesias.
—Aunque tu territorio es infinito…parece ser te has salido algo del habitual, es bueno cambiar de aires y ver paisajes nuevos (eso no va conmigo).
—Bonita travesia, esperaremos a ver la continuacion, me gusta MOSS, se le ve en forma, esperemos siga asi para la primavera que tenemos «algo pendiente » por estas sierras.
—Un abrazo
Hay que cambiar y ver cosas nuevas Ángel, que de tanto subir al Pozo vas a desgastar la sierra 🙂
Moss está muy fuerte y deseando una nueva salida. Es un crack.
El tema ‘pendiente’ no se me olvida. Un abrazo.