parques naturales de Castril, Cazorla, Segura y las Villas
principios de junio de 2011
87 kilómetros
1900 metros
10 horas
sol, calor
enlace al track en wikiloc
Llevo persiguiendo varios años esta actividad.
Se trata de enlazar dos de los valles más bonitos y salvajes de la Sierra: Castril por un lado y Guadalentín por otro. Para realizar la aventura necesitaba buen tiempo, muchas horas de luz, un estado especial de ánimo y haber cogido forma para dar pedales. Todos esos condicionantes se han reunido en un luminoso día de Junio así que me planto en Castril pueblo para comenzar la historia.
Una primera decisión de calado es dónde dejo el coche. Si bajo a Castril me tocará remontar de inicio un buen paquetón de cuestas hasta coger la pista que asciende por el río así que prefiero dejar lo malo para el final y aparco bajo un hermoso pino junto al desvío del camping del Cortijillo, muy cerca de la pedanía de Fátima.
En apenas unos minutos he montado la bici, he apañado la mochila y compruebo que todo está correcto. Vámonos. Los primeros kilómetros son un descenso vertiginoso para ponernos a la altura del río. El embalse, como es habitual, está a reventar y las colas se adentran en las vaguadas de la sierra ganándole terreno al bosque.
En el primer puente sobre el río paro a echar unas fotos y la cámara me dice que no lleva batería. No está bien maldecir pero no puedo evitarlo. Por fortuna, he traído una pequeña cámara de video que también me permite sacar fotos. Tiraré de ella. Grabo mi primer video al estilo Calleja pero con mucha menos profesionalidad y seguimos para arriba.
En el primer puente sobre el río paro a echar unas fotos y la cámara me dice que no lleva batería. No está bien maldecir pero no puedo evitarlo.
La pista está cómoda, muy arreglada, el sonido cantarín del Castril me acompaña y un sol agudo y directo gana grados sobre el Puntal de la Zurdica. En éstas yo ya me he montado en el cortijo del Nacimiento. Un rato de charla con la señora que barre el jardín y de ahí para arriba. Paso bajo los tubos, negocio las primeras rampas con molinillo y abro la amortiguación. El terreno se pone algo escabroso, dejo el puente nuevo de madera a mi izquierda y alcanzo el cruce en forma de Y. A un lado, el nacimiento; al otro, la Asperilla. Hoy toca subir.
Las zetas de ascenso al cortijo se me hacen duras. Cuando no puedo empujar la bici por el tamaño de las rocas me la coloco al hombro en un sistema bastante efectivo: apoyo la punta del sillín en el asa de la mochila y así no me revienta el hombro. En mi cadera se acopla el eje del pedalier y con la mano derecha sostengo el manillar. Todo un arte.
Conforme subo, de reojo, miro a ver si se asoma el pastor del cortijo. La última vez que pasé por aquí con la bici mantuve una charla de dos palabras. Esta vez ni eso ya que ahora sigo por la senda a media ladera y el cortijo se queda a doscientos metros. Las lajas verticales que delimitan el sendero son de inestimable ayuda y pronto dejo de ver la central eléctrica y la parte baja del valle para sumergirme en el áspero y desierto mundo de las alturas de Castril.
Me quedan escasos metros para enlazar con el carril que viene desde los Prados del Conde y los Campos. En el primero de los cortijos que encuentro — el de Viñas — descanso bajo una chaparra y grabo mi último video. Se le acabaron también las pilas. Pues sí que estamos bien. Espero que a mi móvil no le pase lo mismo. Más aún: espero que no me pase lo mismo a mí.
En esta zona alta voy entrando y saliendo de los barrancos que caen a poniente de Sierra Seca: de los Lobos, de las Majadas, de Sotero… Son zonas de praderas extensas donde pacen las vacas y las ovejas. Repartidos aquí y allá encuentro ancianos cortijos, tinadas metálicas y tornajos a la vieja usanza. Apenas hay árboles y los arbustos más vistosos son unos rosales silvestres que están a tope. Aquí el protagonismo se lo llevan las navas verdes de hierba y salpicadas con miles de florecillas que se inclinan ante la leve brisa del norte.
En el cortijo de don Rafael me salgo de la pista principal y vuelco un colladete que separa dos morras. Me parece estar metido en el fondo de escritorio de un sistema operativo con las nubes, las suaves ondulaciones y el verde hiriente del cereal recién alumbrado. Este collado sin importancia alguna — ni siquiera tiene nombre ¿o sí? — resulta que separa cuencas vertientes, parques naturales y provincias. No obstante, ni veo raya ni veo cosas diferentes en cada una de las laderas. La misma tierra, la misma hierba, el mismo cielo.
Estoy ya en los Campos. Una vez más me dispongo a atravesarlos en diagonal por la autopista principal que enlaza Santiago con las Navas. Le han metido dinero y apenas encuentro baches. El camino blanquea y el fuerte sol del mediodía reverbera en las rasantes. Hace ya tiempo que el tenaz nevero de la cumbre de las Empanadas apuró sus últimas trazas y yo fijo mi atención en el horizonte oscuro de pinos de la Cuerda Lastonera y el reborde último de Pinar Negro.
En eso y en la barriga que ya está empezando a apretarme. En los tornajos termales de Rambla Seca me detengo y me apaño bajo un rosal silvestre. Disfruto del bocata de jamón con tomate mientras a escasos metros un señor se esfuerza en enjaezar un borrico rebelde. Al final lo consigue y desaparece lentamente entre los vericuetos que conducen a los Charcones.
Como rápido y no me permito sestear. No sé cuánto me queda. Mejor ser previsor.
Entro ahora en Nava Noguera, en los dominios de los laricios, unos pinos orgullosos, solitarios, resistentes, enigmáticos… unos árboles que le confieren a estas montañas un carácter misterioso, oscuro y en ocasiones huraño. No es lo mismo la desnudez de los Campos, la diáfana roca de las alturas de Castril, que estas manchas tenebrosas salpicando las laderas que caen sin remedio a lo más hondo de Valdeazores o que se elevan ágiles hasta las mismas Empanadas.
Son bosques que, en días como hoy, de anticiclón y veintitantos grados, nos muestran su cara más amistosa. Sin embargo, en las largas jornadas de temporal, en los crudos fríos del invierno y en la inclemencia de la borrascas se nos aparecen como guardianes serios de la montaña, la sierra y sus secretos.
A partir del collado de la Zarza coloco plato grande y sólo me detengo a coger agua en la fuente que hay bajo el Puntal de las Palomas. Mis ojos me llevan hacia la izquierda, al paredón escalofriante de los Poyos de la Carilarga y a un desconchado tremendo debido a un desprendimiento que parece haber tenido lugar hace bien poco.
Antes de la Casa Forestal Fuente del Acero me desvío a la izquierda por un carril que más bien parece un tobogán y que me va a poner en el eje del Guadalentín, en paralelo a sus brillantes aguas. Entramos en uno de los tramos más venerables y singulares de esta ruta por el bosque de robles, por los helechos, por el sonido del agua, por la cantidad de animales que me encuentro y porque los gigantes de la Cabrilla parece que se me quieren caer encima. Sólo los arces que pueblan las cornisas de estos volaeros parecen sostener la amenazante arquitectura de esta montaña.
El carril, siempre en descenso, me lleva más rápido que el agua hacia Vado Carretas aunque hago varias paradas para disfrutar de las vistas y para echarle un vistazo tranquilo a la Casa Forestal del Barranco del Guadalentín con su fuente, su piscina, sus vigas romas derrotadas y ese nogal justo en el centro de todo como árbol sagrado que es.
El paso del Vado lo hago sin descalzarme por el precario puente que hay aguas arriba. Las tablas crujen y las suelas de las botas de bici no me dan mucha confianza pero al final consigo cruzar sin mojarme.
Más me hubiera valido caerme.
Así me habría refrigerado para afrontar el ascenso por la cañada del Mesto hacia el Poyo Tribaldo primero y hacia el Raso después, un tramo que consume lo mejor de mí mismo. Empiezo a notar en demasía los kilómetros, son las cuatro de la tarde y pega fuerte el calor. En el descenso hacia el Molinillo me cruzo con una pareja de ingleses que tienen el coche en las Navas. Un rato de cháchara y sigo para adelante.
En el Molinillo miro el reloj y son las cinco y media. Menos mal que hoy no voy a tener que sacar el frontal. Hago el carril de la Bolera a todo pistón confiado en que ya queda muy poco. El sol ya no me pega porque se interpone la mole de Cabañas y se refleja en las paredes occidentales de la Cabrilla.
A las seis y cuarto estoy en la presa de la Bolera. Hago cuentas y estimo que me falta una hora para llegar al coche por la carretera. Nada más cruzar el Guadalentín comienza el ascenso de la Peña de Quesada. Lo que en coche nunca adviertes que es un puerto ahora que voy torrado con la bici se me hace eterno. Cuando me dejo caer hacia Cebas voy con los plomos fundidos y me detengo en un bar.
Está cerrado.
Rebusco entre las sobras y saco dos albaricoques y un pescuño de pan duro. Tiraré con esto. Como la carretera normal está cerrada subo por las Cañadas un poco más y me dejo caer por el camino viejo haciendo las curvas más rápido que si fuera en coche. En Castril paso de perder más altura y me cuelo por los túneles aunque la carretera esté cerrada.
Al llegar a la gasolinera veo claro que tengo que pararme un rato y comer algo energético si no quiero llegar con los ojos fuera al coche. Me pillo un par de chocolatinas, bebo agua, respiro fuerte y aprieto pedales para hacer la última subida, 200 metros de ascenso en apenas cuatro kilómetros que me exprimen hasta el tuétano.
Pero he llegado. He cuadrado las cuentas y, pese a que me siento mucho más cansado que satisfecho, sé que por cabalgadas como esta bien merece la pena. Hasta la próxima entonces.
fotos

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
!Menuda paliza!, ¿te dio tiempo a ver la sierra.? 😉
No sé si sabes que hay una pista bien bonita que va por el otro lado del embalse de Castril y enlaza la carretera vieja con la pista del Río castril, digamos que enlaza la que sube al Cjo de Laude, con la que va al Cortijo de Lezar. Por esa pista y dejando el coche en Cebas o en el puente del Río castril, te habrías ahorrado unos cuantos kilómetros de carretera, especialmente los que hay entre Castril y Fátima que son los menos atractivos.
Igual mañana me voy al Tus.
Pues no caí en esa pista Luis. La verdad es que, viniendo de Murcia, en lo que pensaba era en hacer el mínimo número de kilómetros con el coche así que en Fátima lo vi claro y lo dejé. ¿Mañana al Tus? Bueno… ya me contarás… yo tengo otras historias ya apalabras 😀
Vaya paliza en solitario, hay que tener bastente seguridad de lo que se tiene entre manos para ir solo, a pesar de los problemas tecnicos hay fotos muy buenas ( DE LOS CARDOS COMO NO), el camino del Guadalentin es de los mas bonitos que he visto en mi vida y tengo unas fotos en la misma escalera de la casa forestal cundo estuvimos en la Canaliega, buenos recuerdos que he revivido gracias a ti.
Un saludo.
Kiki
el camino del Guadalentin es de los mas bonitos que he visto en mi vida
En eso coincido contigo totalmente kiki… es posiblemente uno de los mejores sitios de la Sierra.
Un saludo desde Murcia.
Que injusta es la vida!! uno se tiene se conformar con subir al Morro Blanco en la Sierra de las Moreras de Mazarrón y otros, entrenando en secreto…
El Team Ollero te va a sancionar por hacer entrenamientos extraoficiales.
La verdad es que la ruta pone los dientes largos, pero me tiemblan las piernas sólo de verla, jeje.
El próximo finde, nos vamos a la bola de la Pila, que me la debes.
El próximo finde, nos vamos a la bola de la Pila, que me la debes.
Oh si Joe… lo que gustes y como tú quieras…
Buena ruta si señor …ya teníamos gana de alguna entrada BTT en la web y buen aporte lo de subir las rutas a Wikiloc.
Hombre Miguel Ángel… ya sabía yo que te iba a gustar porque esta es de tu perfil: echar el día entero y kilómetros a tutiplén. Con respecto a lo de wikiloc es algo que, después de mucho tiempo, he visto que sí, que es bueno compartir el track, sobre todo este tipo de rutas. Un saludico y gracias por comentar.
Es cierto, en general lo de los tracks ha sido un gran avance …todavía me acuerdo las primeras salidas con la bici llevando mapas en papel donde no aparecían todos los cruces, caminos, etc… y que acababan casi siempre mojados y arrugados. También es cierto que con los tracks se pierde la parte romántica de la orientación.
En fin, saludos y ya probaremos esta ruta in situ.
con los tracks se pierde la parte romántica de la orientación
Ahí le has dao Miguel Ángel… para mi gusto los tracks son muy fríos y, en ocasiones, es un «peligro» dejarlos ahí en internet para que cualquiera pueda usarlos, no sé si me entiendes…
Muy buenas, Luiso.
Felicidades por la ruta y por el reportaje.
Veo que estás ya «metido en harina» poníendote en forma con la bici.
Para el 16-17-18 de julio tenemos prevista de nuevo la «Serrana In The Limit»; por si te cuadra…
esta vez, modificaremos el itinerario: salir desde Tranco (desde el camping LLanos de Arance es mi idea), así pillamos el puerto a Majal Alto de mañanita, con menos calor; el resto, ya lo conoces; como pasaremos por el Borosa a media tarde, el baño an algunas de las pozas está asegurado.
¡¡saludos!!
Gracias Sargento.
Ahora mismo te acababa de enviar un emilio para que le echaras un vistazo.
La serrana mmmmhhhhh… aunque para esas fechas posiblemente ya esté metido en otro negocio incompatible. Todo se andará.
Te digo lo mismo que a Ángel:
PD. Si quieres que te salga tu foto puedes hacerlo de varias formas:
1) con tu cuenta de google
2 ingresando en gravatar.com y asociando una imagen a tu email
3) ingresando en disqus.com y subiendo una foto…
Con cualquiera de estas tres opciones siempre podrás comentar sin ni
siquiera hacer «login» y siempre saldrá la foto que hayas puesto.
—Esa ruta seria perfecta para hacerla a pie tipo travesia de las que tu sueles hacer.
—No tengo palabras sobre los lios en que te metes si no es con MOSS, tu solo…menudo palizon, pues como bien sabes el 90 por cien del recorrido ya lo hemos hecho andando.
—Sigue asi que tienes las vacaciones a la vuelta de la esquina y me supongo ya tendras preparado algo nuevo.
—Un abrazo
Gracias Ángel. Para mi gusto es una ruta demasiado de carril para hacerla a pie. En caso de abordarla a patita haría modificaciones importantes: subiría a los Campos por puerto Lézar, bajaría el Guadalentín desde el pluviómetro y regresaría a Castril cruzando el Tranco del Lobo y el Buitre.
Un abrazo.
PD. Si quieres que te salga tu foto puedes hacerlo de varias formas:
1) con tu cuenta de google
2 ingresando en gravatar.com y asociando una imagen a tu email
3) ingresando en disqus.com y subiendo una foto…
Con cualquiera de estas tres opciones siempre podrás comentar sin ni siquiera hacer «login» y siempre saldrá la foto que hayas puesto.
Lo siento pero soy un «tocho» como dicen por aqui sobre todo en esto de las nuevas tecnologias, y en cuanto cambias algo me armo el lio, espero poco a poco hacerme con esot, aunque con poder escribir es suficiente gracias
Ángel, que es muy sencillo. Además de las dos opciones tienes también la posibilidad de comentar con tu cuenta de Facebook… pincha en «escribir como» y te da esa opción 🙂
Impresionante ruta, muy dura. La Asperilla con la bici es una subida solo apta para los muy bien preparados. La bajda al Guadalentín por la pista cercana al Caballo de Acero, preciosa, pero para la bicicleta, ¿ Que tal?.
Ehnorabuena y gracias por compartirla
Bueno, la Asperilla con la bici (montado) no sé yo quién la hace, aunque hay mucha bestia parda por ahí suelta… A mí me tocó echármela a las costillas y tirar de paciencia. Sabía que una vez alcanzado el collado ya no me iba a bajar de la bici en mucho tiempo.
En relación a la bajada del Guadalentín la pista estaba muy nueva. Le habían pasado el rulo y sólo en unos sitios concretos tenía surcos. La recordaba mucho peor, con desprendimientos y grandes barranqueras…
Gracias a ti por compartir y visitar Paco.
Bueno. No me he expresado correctamente en mi primer comentario. Lo que quería decir es: La Asperilla con la bici «a cuestas» es una subida solo apta para los muy bien preparados.
Ya daba por hecho, además he visto el vídeo, de que la hiciste andando y además cargando con la bicicleta.
Como me comentas, hay mucha bestia parda por ahí, pero esta cuesta es mucha cuesta para subirla montado.
Lo de la bajada al Guadalentín, hace poco la hicimos y, efectivamente, está arreglada, pero la pendiente en algunos tramos y curvas es muy fuerte para la bicicleta. Si la bajaste montado, te felicito otra vez por la ruta, porque hay que manejar muy bien la bici para no derrapar y caerse.
Yo salgo algunas veces con la bicicleta, pero a poco que el carril se ponga regular, echo pie al suelo y lo paso andando. La bajada al Guadalentín la haría toda entera andando.
Saludos
Paco, que estaba de cachondeo 🙂 Te había entendido perfectamente. La bajada al Guadalentín está muy empinada pero si tienes bien los frenos y desciendes tranquilo no tiene por qué presentar problemas. Por ponerte un ejemplo, la parte de la Cañada del Mesto que baja hacia el Molinillo es un tramo más técnico pero también abordable sin problemas 🙂
BUENA RUTA , AL FINAL CONSEGUISTE HACERLA, EL DIA ACOMPAÑO Y LAS INVESTIGACIONES POR EL TRANCO DEL LOBO HAN TENIDO RECOMPENSA, UN DIEZ SI SEÑOR
El día acompañó pero de más porque menudo calor pasé cuando bajé al Guadalentín… en cuanto a las exploraciones del Tranco del Lobo no me hicieron falta amigo Diego ya que descendí todo el rato por la Cañada del Mesto (¿por dónde te piensas que me iba a meter?
hombre por aquella senda que bajaste a ver, pero es ciertohiciste la cañada del mesto , es que no he mirao bien el track, aun asi esos ruiditos del video hacen ver que la subidita con la burra fue durilla, un saludo y nada que el verano no nos de mucho por saco con la calor