montañas del norte de burgos, las merindades
finales de agosto de 2010
27 kilómetros
1050 metros
8 horas y media
inestable, tormentoso
recorrido: ver la ruta en wikiloc
Aunque madrugamos no es suficiente.
Y esto es porque tengo que acercarme a la panadería a comprar y queda lejísimos por lo que se nos hace tarde para salir. El inicio de la etapa sigue una subida fuerte por un carril de tierra amplio y blanco. El sol pega por la espalda y pronto comenzamos a sudar deseando entrar cuanto antes en los dominios del bosque, algo que conseguimos tras coronar un pequeño puerto.
Así, a la sombra de abetos y pinos y avanzando en llano, mi moral vuelve a levantarse después de un amanecer dubitativo y cansino. En una recurva encontramos una fuente en la que descansamos y nos tomamos unas pasas. Desde ella avistamos las primeras casas y el primer pueblito de la jornada: Robredo.


Charlamos con uno de sus pocos moradores y a la salida nos sorprenden algunos caballos descomunales. Moss se pone muy nervioso y tengo que atarlo para no tener problemas. El pobre no sabe que su principal problema — y el mío — en el día de hoy serán los muchos pasos canadienses1Se trata de unos profundos fosos tapados por unas plataformas de hierros con amplios huecos que se colocan frecuentemente en las lindes de los terrenos ganaderos para mantener a las reses en el recinto que deberemos franquear y en los que tendré que llevarlo sobre mis brazos.

Después de mucho caminar entre encinas, robles, pinos y helechos comprendemos por qué el GR está dando un rodeo tan grande. A nuestra derecha, desde hace ya casi un kilómetro, nos viene acompañando un muro enorme de sillería. Sus dimensiones son extraordinarias: 3 metros de alto y medio de ancho. Pero lo más increíble es su longitud: varios kilómetros. Y toda esta obra descomunal en medio del bosque, sin venir a cuento…

¿Sin venir a cuento? Pues no. Estamos ante la lobera de la Barrerilla, un embudo, una trampa mortal para atrapar a quienes eran los principales enemigos de los moradores de estas tierras en el pasado. A día de hoy ya nadie acorrala al lobo ni lo azuza con antorchas pero la robusta construcción permanecerá durante muchos años más para recordarnos lo complicado que era salir adelante en estas montañas.

Tras salir del bosque llegamos al pequeño núcleo de Perex, topónimo extraño donde los haya. Son casi las 14 horas por lo que nos arrimamos a la fuente de la plaza de la Iglesia: comida, ducha, siesta…

A las 16 horas estamos otra vez en marcha. Hace un calor pegajoso y vemos nubes de evolución sobre la Sierra de Arcena y los Montes Obarenes. El recorrido ahora es descendente y se interna primero por campos de cereal y luego por bosques hacia San Pantaleón de Losa, uno de los enclaves más interesantes de este GR donde se puede admirar la ermita que está en lo alto de un peñasco. Desafortunadamente la tormenta está activándose y hemos de apurarnos así que pasamos de largo bajo los farallones que protegen a la ermita.

Al salir del pueblo cruzamos la carretera y cogemos un carril ascendente mientras que, a nuestra izquierda, no deja de tronar. Esto pinta muy mal. Pero lo peor no van a ser los truenos, ni los rayos, ni la lluvia gruesa… lo peor son unos tábanos del tamaño de pelotas de ping pong que nos rondan todo el tiempo buscando su oportunidad para mordernos. Jamás lo había pasado tan mal caminando con la mochila pero la situación llegó a ser desesperante por momentos. Los ingredientes de la pesadilla son: una cuesta del carajo en la que no podíamos avanzar con rapidez, una humedad próxima al 100% que nos hacía sudar de lo lindo, unos tábanos enloquecidos por la atmósfera eléctrica y ardiente y, finalmente, el aroma a rosas que desprendían nuestras camisetas después de tres días de camino.

Todos estos factores se conjugaron para que los muy hijoputas nos mordieran incluso a través de la ropa. Lourdes movía los bastones como si fuera un helicóptero mientras que yo optaba por agitar los brazos y echar carreras para despistarlos. Imposible. Esos cabrones buscaban los ángulos muertos para burlar nuestra vigilancia y cuando advertíamos su mordisco en el cuello, en los hombros, en la parte trasera de los muslos, en el culo, en las corvas… pues cuando notábamos el dolor certero y agudo ya era tarde: decenas de habas rojas y un picor intenso nos habrían de acompañar durante el resto del viaje. Ni a mi peor enemigo se lo deseo.

Pues así, metidos de lleno en este infierno ganamos el punto más alto del puerto cuando ya se pone a llover en serio. Las gotas de agua y el terreno descendente nos ayudan para despistar a los tábanos. Es así como tenemos por fin tiempo para disfrutar — bajo la lluvia de verano — de un entorno sobrecogedor de bosques y peñascos, un mundo aislado de valles verdes y roquedos que ahora se muestran negros y ceñudos por el ambiente recio de tormenta.

Cuando alcanzamos un llano precioso en medio del valle se detiene la lluvia y sale el sol. Es uno de los primeros momentos de tranquilidad en muchas horas. Descansamos en el césped, bebemos algo de agua y cogemos aliento para la última dificultad de la jornada, el último puerto. Así que nos despedimos de este bosque y de sus fuentes para asomarnos al último collado donde se adivinan las casas de Quintanilla de Montecabezas entre nubes bajas que rodean al pueblo.

Se trata de un pequeño núcleo con muy pocas casas, un solo bar y ninguna tienda. La alcaldesa nos ofrece su cochera para dormir pero preferimos acogernos a sagrado y es que las iglesias nos están dando mucha felicidad en este viaje. En la intimidad de nuestro patio nos duchamos en el pilón, cenamos una crema de espárragos — pudimos encender el hornillo gracias al mechero que nos prestó el Canario ya que nuestras cerillas estaban mojadas — y concertamos una cita con Doctor Lomo de Jabugo. Y de ahí, al sobre.

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
Por favor, corregid el nombre de PEREX DE LOSA, sin tilde. No sóis los únicos que lo escriben mal, por eso os pedimos que lo rectifiquéis. Gracias.
Corregido 🙂
Gracias María José.
Pardiez, tuvisteis que sufrir un feroz ataque, cuando empleas semejante lenguaje. Si los pobres bichos solo querían chuparos un poco, jejjejeje
Una crónica genial José, sigue así.
Un abrazo.
Gracias amigo Paco. Sí que eran cabrones… les daba igual morir con tal de chupar… :grrr_ee: terrible!!!
Saludos para tí, Lourdes y, como no, para Moss que cada vez está más fotogénico.
Estupenda ruta y, como suelo decir siempre, gracias por compartirla con los demás
Saludos
Paco, te echamos de menos el otro día en la Sagra… tu nevera a la espalda es uno de los tesoros de la Sierra que siempre nos gusta encontrar :grin1_ee: en las excursiones.
Saludicos desde Murcia y espero que coincidamos pronto en alguna
Con mis buenas ganas me quedé de estar con vosotros/as en la Sagra, pues además de oerderme la ruta, me perdí también el «papeo» que a la vista de las imágenes, también estuvo fenomenal. Pero bueno, espero que pronto podamos hacer alguna juntos.
Saludos
¡Acho! ¡¡me rascaba la piel mientras leía el trance de los Tábanos!
Polaramine; un antiestamínico muy potente es el que uso cuando voy en primavera-verano por Cazorla-Segura ya que los «hihoputas» de los bichos esos me ponen tíbio…hasta el punto de que parece que soy un «sarnoso» cualquiera…
por lo demás, como siempre: primera hora de la mañana: desayuno, café, las fotos del Moss, (mi ídolo) y el report del Luiso al coleto…¡¡muncho mejor que las noticias de la tele!! jeje
saludos, Luiso.
Gracias por tus palabras sargento!!!
Tomo nota del medicamento para próximas ocasiones que seguro las habrá.
En cuanto a la propuesta de salir este puente, este mensaje te pillará a mitad de la ruta. Mañana trabajo :furious_tb: y no me puedo escaquear. Ya me contarás qué tal os ha ido remontando el laaaaaaargggggooooooooo río Segura 🙂
—Jajaja, me ha hecho gracia Oberkland, est vez ha sido el primero, ya que entre la ruta de ayer, y el tiempo que me entretuvo en el Mensseguer, me dieron las tantas de la madrugda y no puede leer nada.
—Pero como todo tiene que llegar, consegui leer esta jornada de tu nuevo periplo por el GR.
—es muy amena y con muy buenas fotos.
—Por cierto que de seguir asi, sintiendolo mucho, Moss le va quitar el puesto a Lourdes en poses fotogenicas jajaja.
—Un abrazo
Si es que desde que sales a la Sierra también los miércoles ya no tienes tiempo de nada Ángel :mrgreen_wp:
Un abrazo
vaya con los tabanos, este verano en una de esas muchas carreteras en las que ando perdido tuve la mala experiencia de tener mas habas en las piernas y en los brazos que una hoya de minchirones, en fin eso ya lo he pasao, por lo visto esta etapa tenia un poco de todo, asi me gusta que le de un toque de emocion a pesar de los tabanos, saludos :thumbup_tb: a lourdes y moss :doh_tb: ahhhh y a ti
Jajajaja… me ha gustao lo de la olla de michirones jejeje… porque la palabrá michirón yo sólo la había escuchado en mi pueblo que es uno de los platos más típicos pero se ve que también son populares en el altiplano 🙂
Lo logréeeeee…. el primero esta vez…. jejeje
Como sigas así le vas a quitar a Sansón la vitola de seguidor number one del blog
No es lo que pretendo, pero de vez en cuando hace «ilu» jejeje Por cierto, los smilies no me funcionan. Un saludo.
Pues lo de los smileys es bastante raro porque como ves al resto parece que sí les van… es posible que sea cosa de tu navegador… no sé :ohoh_ee:
Prueba con firefox o con chrome… me fío más… aunque con explorer también funcionan :rolleyes_ee:
Otra jornada intensa, preciosos paisajes aunque algunos tengan recuerdos a tiempos añejos donde las alimañas debian de ser eliminadas a toda costa. En cuanto a los tábanos, este verano cuando fuimos por Las Villas en la zona de Los plomos, nos «mordian/picaban» a través de la ropa también, así que en esta ocasión me he metido más en la historia jejeje… Por cierto, demos gracias al señor, pues las iglesias te han ido acogiendo… jejeje. Ah, me ha encantado la foto de Moss tumbado en la hierba, que fotogénico es el bicho…. jejeje. José, un abrazo para ti, para Lourdes y una palmadita en el lomo a Moss…
Lo de las iglesias en este viaje ha sido una revelación… en todos los pueblos eran los mejores sitios para descansar… en ellas encontrábamos sombra, paz y descanso, así como agua fresca y asiento 🙂