Los orígenes
La gente quería una reedición de la beteteburrada segureña que nos marcamos el año pasado por estas mismas fechas. A la hora de pensar en el diseño planteé una propuesta de mínimos — en lo que se refiere a kilómetros y desniveles — para atender a «todas las sensibilidades». Mando el correo a la peña y la gente apenas se pronuncia. Pasan los días y algo mosca les escribo algo así:
Manifiesto mi total decepción por la gente que ni se
pronuncia, ni habla, ni muestra ilusión, ni siquiera miedo… Me
recuerda a esa sensación de ir abriendo puerto mientras otros van
detrás agazapados reservando fuerzas para saltar a traición. ¿Es éste
el espíritu con el que hay que afrontar una aventura betetera? ¿Dónde
están esos mensajes incendiarios y picaceras? Oh tempora… oh mores…
¿Acaso no os dais cuenta de que esto va a incrementar mi odio hacia vosotros y me voy a descargar en el Yelmo? ¡QUE ESTOY MÁS FUERTE QUE
SAN REDIOS!!!!!!!
Afortunadamente en el pelotón hay poetas muy inspirados y con muchos reflejos y pronto contestan con perlas como esta:
¿Acaso oh Sifoide desconoces que el silencio es la manifestación más evidente del miedo?
Piensa en los monjes trapenses que no hablan por no ofender a Dios.
No dejes que la la ira te ciegue — bastante tenemos con un invidente en el pelotón — y piensa en la alegría que da ver el sufrimiento ajeno.
Mientras tu señorearás en el Yelmo junto con los elegidos — Migual a la derecha del padre y el doctor Guindilla a tu izquierda — para otros esa cumbre será nuestro Gólgota. No olvides que algunos arrastramos una condena barriguda y grasienta de por vida que en forma de «cinturón de asteroides» se amarra a nuestra existencia empujándonos siempre hacia el pelotón de los leprosos. Ten piedad de nosotros…
Y también una prosa tan sofisticada como esta otra:
¡Oh hijos del averno!
Muchas gracias Sifón por esta nueva bacanal. Acabo de llegar de lejanas tierras donde las temperaturas son tan bajas como el precio de las meretrices. Me siento atocinado como un jabalí ocioso de tanto devorar codillos y salchichas locas, pero juro por todos los pelos de mi perineo austral que venderé cara mis grasas.
Una última cosa: ¿hay que llevar sillín?
Evidentemente, este es el tono poético que buscaba para afrontar una travesía por Segura en pleno otoño, when the leaves come falling down…
Y ahora vamos ya a centrarnos en lo que dio de sí la cosa.
Los hechos
La motivación principal del viaje eran las migas del bar El Cruce de Hornos. Hago publicidad explícita porque se han portado siempre de maravilla con nosotros y tienen el detalle de echarnos en un «túper» las sobras para recordar entre semana, bajo la penumbra de los tubos fluorescentes, la gloria dominguera. Teniendo este punto como epicentro de todos los hechos diseñamos la siguiente ruta: Hornos, Puerto de Hornos, Carretera de la Cumbre, Pontones, Cuesta de Despiernacaballos, La Toba, Río Madera (noche allí), camino de las Acebeas, subida al Yelmo y descenso a Hornos.
Dejamos los coches en el mirador de Hornos y tiramos puerto para arriba. Pronto comienzan los escarceos, las escaramuzas, los movimientos y mientras unos disfrutan de una mañana espléndida y una luz transparente otros nos reventamos los riñones y las rótulas buscando las alturas de la carretera de la Cumbre. Una vez allí nos reagrupamos para marchar hacia Pontones donde paramos a comer. En principio estaban planteados unos bocadillos pero el aroma de un potaje de habichuelas decantó la cosa hacia la típica comida de empresa. Menos mal que nos sujetamos y antes de las cuatro afrontamos las duras rampas hasta ganar la Cañá Hermosa.
Salva y Emilio — el doctor Guindilla — van por delante con tanto ímpetu que se pasan la pista de bajada hacia la Toba y tenemos que llamarlos cuando ya casi están en Santiago. Entre que los esperamos y arreglamos un pinchazo se nos hace casi de noche bajando hacia el valle del río Segura por Despiernacaballos. El otoño está en su punto y es una lástima no haber llegado una hora antes para ver la luz tamizada por las hojas de los chopos y los nogales pero no se puede tener todo.
Entramos en la carretera principal del valle y remontamos hacia Río Madera ya sin sol. Afrontamos los duros repechos que hace el asfalto después de Huelga Utrera y volvemos al nivel del río en la Venta de Rampias. De ahí nos queda una última subida en la recurva de los cortijos de Royo Maguillo que hacemos ya en plena noche cerrada y resoplando como orcos. La luz del hotel río Madera nos parece el final del túnel y llegamos ateridos — la temperatura ha bajado muchísimo — pero con mucha hambre.
Al día siguiente de nuevo amanece magnífico. Seguimos remontando el río Madera hasta el cruce de Segura donde giramos hacia el Sur buscando la casa forestal del Campillo y la subida la Yelmo. En las ruinas de la casa forestal escondemos las alforjas y las mochilas y afrontamos la ascensión sin peso y con mucho entusiasmo: son las últimas pedaladas. Subir al Yelmo desde donde estamos es un apretón de 5 kilómetros muy progresivo cuyo último kilómetro puede rozar el 20 por ciento en algunos tramos. Cabeceamos, riñoneamos, apretamos pedales y pronto estamos asomados en la barandilla del refugio viendo despegar a los aficionados al vuelo libre. Tan sólo nos queda un descenso de más de 20 kilómetros hasta el plato de migas.
Los datos técnicos
Primer día: 75 kilómetros, 1500 metros de acumulado
Segundo día: 45 kilómetros, 600 metros de acumulado
La despedida
Muchas gracias: Migueli, Javi, Sixto, Emilio, Alejo y Salva. También agradezco a la Benemérita que pudo empapelarme — por duplicado — al irme sin pagar de la gasolinera y al pararme con el transportín. Afortunadamente, los malentendidos se aclararon a tiempo sin que la sangre llegara al río.
Pronto otra historia.

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
Jajajaja… genial Migueli, genial, ya echaba de menos tu visión de las cosas pero sabía que estabas con una semana complicada. Hablé con Joaquín y me dijo que todo ha ido bien así que perfecto. Dale muchos recuerdos a María por si no nos vemos y enseguida estamos en otra historia, aunque esta vez con frontales y muchas cajas de Almax 🙂
Un abrazo sinforoso.
Perdón por el retraso, a ver si van poniendo WIFI en los Hospitales.
No fuerón los 20º del Yelmo, tampoco la picacera con el guindilla, que para lo único que sirvió fue para pedir cita al doctor tenidinitis rotuliano, ni siquiera el R(99%) G(0,5%) B(0,5)del color de mi culo lo que destrozó mi persona, sino un ajo atao, pedido por el menda, el que me volcó el alma y me recordó que un hombre puede llegar a robar por un sobre de almax.
Las migas maravillosas, la compañía perfecta, un tiempo de ensueño y unas ganas tremendas de subirme sw nuevo a una bicicleta.
PD: Qué ingénuo fui al pensar que no haría falta frontal.
@salva: te quejas por vicio… no paraste de disfrutar, ni siquiera cuando se hizo de noche y escuchabas el sonido de tus calas golpeando el asfalto subiendo las últimas cuestas jejeje…
@roseta: yo creo que estuvisteis dignos al fin y al cabo… se esperaba mucho menos de vosotros después del patético despliegue físico de Navarra pero el caso es que yo os vi fuertes y bastante sobrados… lo de la noche, pues como que ya va a ser la última que salgo sin frontal con vosotros, que con ese ritmo cochinero siempre se nos hace tarde 🙂
@javier broncano: jejeje… lo cierto javier es que hizo una temperatura muy buena durante el día pero al atardecer y por la mañana temprano la pelúa era fina fina… me gusta eso de «la comarca»… me recuerda a los Hobbits… jejeje…
@pepefeo: apúntame el primero para la próxima tianico que montes pepe… ya no me puedo permitir estar ausente… un abrazo
@m.mar: hermosa, ya veo que las migas no te defraudaron, me alegro de que te llevaras casi la mitad del túper… si se hubiera quedado todo en casa habría muerto de sobredosis de almax… un arrumaco cariñoso
@hornillero: querido moro, todos nos acordamos de ti cuando estábamos con el plato delante… hace justo un año sí pudiste estar… un abrazo y hasta pronto
@lourdes: doy fe de que disfrutaste en los madriles y de que no viniste con las manos vacías… si ése es el precio que tengo que pagar para salir al monte en plan homosexual estoy dispuesto, mientras nos queden fondos en las libretas… ahora que yo prefiero oler a hembra, sobre todo porque el desodorante os aguanta más que a esta panda de orcos que tengo por amigos…
Lourdes, se te ha olvidado mencionar, para envidia de envidiosos, las grandes cenas y mojitos… o es que tienes lagunas mentales etílicas???????
Seguro que a esta panda despues de tanta bici y culos doloridos les das un mojito como el que nos tomamos nosotras y se les saltan las lágrimas.
Bueno, bueno. Que gustazo da ver el sufrimiento ajeno. Ahora, tengo que decir que desde esta página se cuentan las historias bajo una visión más épica que real.
El yelmo lo he subido hasta yo!!!!! Y hasta dos veces, andando y en bici!!!!!!! (bueno, en bici tiré la toalla en el último kilómetro, pero Sifo me lo da por bueno y lo tengo apuntado en mi lista de pikillos)
Pandilla de mataos, seguro que no fue para tanto. Hay que comer menos, y mover más las lorzas, que nos estamos atocinando.
Ahora eso si, a todos gracias por el fin de semana. Mientras vosotros veíais al culo del que os estaba dando caña, curvas y más curvas, y solo teníais dolor, a mi este finde me ha dejado: Serrano, Preciados, Fuencarral, Gran Vía, tres camisas, unos botines, un maletín…. y la buena compañía de Maria del Mar.
Que no decaigan las salidas only mens.
Besos
… eran las tres de la tarde y nos disponíamos a comer en un bar de Hornos. Yo observaba las fotos del comedor. En ese instante, desde una vitrina, un libro me silbó: «Los Hornilleros» se llamaba. Recuerdo que algunos sonrieron cuando me vieron sentarme a la mesa con un libro entre las manos. No sabían que me estaba enamorando…
Aquel bar era «El Cruce».
Desde entonces siempre que voy a Hornos, me paso por allí. Una vez comí con Angel Robles (del Chorreón)y su hijo Matías y muchas he comido con amigos y familia. Incluso he dormido en sus habitaciones, por cierto muy agradables.
Por ello, no me estraña, querido Sifón que el epicentro de la excursión fuera este «oasis» serrano. Y es que esas famosas migas tienen un ingrediente secreto: el cariño y el respeto hacia todo aquel que se sienta entre sus «palmeras».
Un saludo a todos por la bonita excursión.
Hornillero
Felicidades a todos por cumplir objetivos….Yelmo, migas… sobrevivir. Veo que ha sido una salida muy romántica, con caricias, paseos a la luz de la luna, dolor en ciertos sitios íntimos……. toda una escapada romántica. Enhorabuena. Espero que el placer del dolor os acompañe varios dias.
Las migas…… de puta madre, como siempre.
un besico
Como aprovechais el tiempo. Muy bonico el recorrido, las fotos impresionantes e imagino que lo que habia en las cazuelas, bajo esos tropiezos, serían una ricas migas.
Saludos desde Zrgza.
Ya me podías haber avisado, hubiera salido al camino a jalearos en plan fan, os hubiese llevado una cantimplora de gazpacho (propio para este otoño de cambio climático) y hasta os hubiese acompañado 2 ó 3 km con mi bici eléctrica por terreno amable.
Saludos desde La Comarca
Gran crónica Sifoide.
Hubo un momento en que creí que llegaríamos de día a nuestro destino y sentí una terrible decepción.
Menos mal que pinchaste y que tanto Guindilla como su fiel escudero Salvador se perdieron;eso nos permitió renovar la tradición Cazorleña de pedalear unos kilómetros a la cálida luz de la luna.
La asociación para la defensa de la morsa patagónica ha hecho una llamada de socorro porque al parecer vieron el Domingo a dos especimenes de gran volumen sobre una bicicleta en plena ascensión al Yelmo.
Cegarra tenemos que adelgazar ya!!
PD: todavía estoy centrifugando las migas…
Mi hígado me está pidiendo explicaciones aún y mis piernas, contra todo pronóstico siguen debajo de mi tronco. Por lo demás, una rutilla insignificante para hacerla al menos 4 veces por semana.
Buena compañía, buen tiempo y buena comida. Todo un lujo si, por otra parte, eres masoquista y te gusta el dolor perineal.
Sixto!! Todavía recuerdo tus manos acariciándome… Me estremezco.
P.D. La sensación más fuerte de todo el viaje ha sido, con mucha diferencia, LA PESTE A PERRO MUERTO QUE FLUÍA DE ESA ROPA!!! Yo la estoy lavando con cuchillo y tenedor.
Un besito a todos.
Un magnífico recorrido carretero por la Sierra de Segura. Tal vez yo hubiera buscado el recorrido buscando más pistas de tierra, ¿no crees?. Veo que el otoño ya está en su máximo esplendor. Hoy mismo tiro para la sierra con la niña para ver si se deja pasear por el monte sin poner mucha pega… jejeje
En fin, como siempre un gustazo leerte
saludos desde Linares City
Claro que sí Jordi, yo también habría metido más tierra, pero era una salida para «todas las sensibilidades» y si propongo pistas, carriles y sendas, como ya me conocen mucho, se me rajan y no aparecen y tengo que comerme la ruta yo y como mucho dos o tres valientes más. ¿No ves que están escarmentaos? Además, aunque sea el 80% de asfalto, éste apenas tenía tráfico y son carreteras muy disfrutonas para la bici, con muchas curvas y revueltas… vamos, que es como ir por pista forestal pero sin el ojal al rojo vivo 🙂
Un abrazo y que vaya muy bien en la Sierra con tu familia… seguro que se deja pasear y fotografiar 🙂