datos

Distancia: 13 kilómetros
Duración: 5 horas
Desnivel: 650 metros
Tipo de marcha: lineal, prever dos vehículos
Dificultad: alta
Tipo de camino: senda y trazas
Agua potable: no (hay una fuente a mitad del recorrido aunque oculta)
Época recomendada: todas excepto verano
Sugerencias: senda complicada con algunos tramos confusos, llevar pantalón largo resistente para las aliagas
Cartografía: hoja 977-IV del IGN 1:25.000
Track: descargar aquí desde wikiloc

intro

El litoral de la cuenca del Segura comprende un amplio arco montañoso desde la Playa de la Marina, entre Guardamar y Santa Pola, hasta la Punta de los Hornicos, junto a la desembocadura del Almanzora. Esta línea de costa, agreste, abrupta y compleja, presenta elevaciones de enorme interés que bien merecen ser recorridas.



Pescadores en el Gorguel

Como muestra de lo que estamos afirmando presentamos aquí un recorrido salvaje y aéreo que enlaza la Cala del Gorguel con la Punta Aguilona, en Escombreras. Se trata de una senda utilizada por los carabineros para vigilar la costa y perseguir el contrabando. En ella disfrutaremos de amplias vistas de un Mediterráneo — el mar en el que desemboca el Segura — inédito, bien alejado de los tópicos playeros del chiringuito y la sombrilla.

reseña

Tomando como referencia la refinería de Escombreras cogemos la carretera local de asfalto MU-320 que, por el poblado de Escombreras, se dirige a Portmán. A los 4 kilómetros vemos un cartel que indica ‘el Gorguel’. Cogemos el carril de tierra y éste nos lleva hasta la Playa del Gorguel donde dejamos el vehículo y comenzamos a andar (debemos dejar otro vehículo en las proximidades de la Punta Aguilona, más o menos a la altura de la central térmica, con el que regresaremos).

Desde la cala del Gorguel parte una senda por el oeste (según miramos al mar, a la derecha) que remonta sobre la Punta Escucha buscando la casa del Gorguel bien visible entre los palmitos y las aliagas. El camino sigue subiendo hasta un colladito de 141 metros donde están las ruinas de un antiguo cuartel. Desde aquí, la senda avanza a media ladera buscando aproximarse al mar y a la ladera sur de la sierra de la Fausilla por la que caminaremos.



Doblando el cabo del Agua

Durante todo el tiempo tendremos a la derecha los picachos de la sierra sobre nuestras cabezas mientras que, bajo nuestros pies, recorreremos acantilados, despeñaderos y empinados taludes que se desprenden hacia los arrecifes muchos metros por debajo.

Enseguida encontraremos un paso aéreo que se salva perfectamente gracias a una cadena y una viga. Antiguamente era necesario transportar un tablón para poder cruzar el angosto voladero sobre una caída de más de 200 metros. A día de hoy basta ir tranquilos y ayudarnos del cable para progresar.

En lontananza se adivina el cabo del Agua al que llegaremos después de más de 3 horas de avance entre aliagas, palmitos, sabinas y espartos. Encontraremos algunas trazas que tienden a descender hacia la línea de costa pero nosotros las iremos desechando ya que son caminos de pescadores sin salida. Como norma general hay que ir manteniendo la altura.



En la batería de Aguilones, con vistas de la bahía de Cartagena

En el cabo del Agua encontraremos unas baterías abandonadas y el carril por el que se accede a las mismas desde la refinería de petróleo bien visible al norte (este es un posible escape). Continuamos la ruta por la senda ahora un poco más definida donde ya podemos contemplar la batería de Aguilones en lo alto de un cerro con antenas de teléfono y televisión.

Para afrontarla subida de este cerro alcanzamos un nuevo collado con vistas a la refinería al que llegan nuevos carriles que desechamos. Nosotros continuamos caminando entre pinos y aliagas por la vereda que remonta hasta la batería. Aquí ya encontramos una carretera de asfalto que nos acerca hacia la Punta Aguilona donde hemos dejado los vehículos.

Disfrutando de las vistas de la bahía de Cartagena y admirando las infraestructuras militares que defendían el puerto de Cartagena descendemos por el camino de asfalto que nos lleva hasta la carretera de Escombreras a la altura de la central térmica donde acaba la excursión.

Las aguas del mar también son aguas de la cuenca

La Directiva marco del agua (DMA) es una norma del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea por la que se establece un marco de actuación comunitario en el ámbito de la política de aguas.

La filosofía general de la DMA ofrece un nuevo punto de vista al plantear el agua no sólo como un recurso, cuya explotación debe basarse en el principio de sostenibilidad, sino como un medio ambiente del cual dependen otros recursos y usos diversos. Su gestión, pues, debe basarse en el principio de cautela y en los de acción preventiva. Tradicionalmente se consideraba como agua explotada, únicamente aquélla que se aprovechaba para satisfacer la demanda directa del hombre: uso doméstico, industrial, regadío, etc. En consecuencia, el objetivo de su gestión consistía en conseguir la máxima cantidad posible de ella en buenas condiciones para su uso directo. Se trataba de no ‘desperdiciar’ ni una gota del agua que corría por el suelo (y por debajo de él!), y se consideraba perdida aquélla que iba a parar al mar. No se consideraba que su disponibilidad era ‘a cuenta’. Las únicas facturas que se contabilizaban eran las ligadas a su uso como líquido: almacenamiento, transporte, potabilización en su caso, etc.

En el nuevo enfoque, el agua es considerada globalmente como un medio ambiente acuático, junto con todo lo que depende de él en condiciones naturales. Así, su gestión debe tener en cuenta cualquier tipo de uso que se haga del agua y las consecuencias que éste tendrá sobre el medio ambiente, ya que mantener este uso dependerá del estado en qué aquél se encuentre. La disponibilidad del agua ya no será ‘a cuenta’ sino que estará limitada por el impacto que se vaya a causar. El objeto de la DMA es, pues, mantener y mejorar el medio acuático de la comunidad. Por primera vez, el centro de las decisiones sobre la gestión del agua serán los ecosistemas que mantiene. Es en este sentido que la regulación se extiende más allá de las masas de agua directamente ‘aprovechables’. En efecto, la DMA tiene un planteamiento parecido para cualquier masa de agua independientemente de cual sea su ‘utilidad’, ya que se considera que el mayor rendimiento sostenible será aquél que comporte un menor impacto en el medio acuático y lo que de él depende. Se destierra el concepto de que ‘el agua que no se aprovecha, se pierde’, para cambiarlo por el de ‘el agua que no se aprovecha hoy no debe poner en peligro el futuro’. Así es como el dominio de aplicación de la DMA incluye aguas ‘que no sirven’ pero sobre las que pesan los usos que hacemos de las ‘que sirven’. Entre ellas están las aguas saladas y salobres del mar, las lagunas litorales y los estuarios. La DMA, pues, define los conceptos de Aguas Costeras y de Aguas de Transición dentro de las Masas de Agua Superficiales. Parece claro, pues, que en la mente de los legisladores se intentaba extender al máximo el dominio de aplicación de la Directiva.

Fuente: Aguas costeras y de transición. Jordi Salat. Institut de Ciències del Mar (CSIC) Barcelona

notas

  • Se trata de una actividad exigente en orientación e intuición montañera ya que el sendero no está muy claro en ocasiones. En caso de duda tender siempre a mantener la altura.
  • Llevar abundante agua para el recorrido, sobre todo en época de calor. La exposición al sol es muy grande y la orientación sur de la ruta la hace muy calurosa en días de verano.
  • Vestir pantalones largos y resistentes ya que, en ocasiones, hay que atravesar tramos con abundantes aliagas que cierran la vereda. Según la estación y las lluvias estas aliagas estarán más o menos resistentes.

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