Un domingo normal de un verano normal. Madrugo algo, preparo la bici y salgo sin hacer ruido de casa dejándole a Moss un buen cacho de pan para que no arme alboroto. Sopla fuerte del norte, fresco y limpio. Este aire siempre me ha gustado: suele traer cúmulos desgajados de los temporales del cantábrico y es sinónimo de una jornada magnífica en lo que se refiere a temperaturas y visibilidad1Este viento será responsable más tarde de la rápida extensión del fuego.
Elijo como ruta la circular a la sierra de la Cabeza. Es una alineación que separa de forma nítida las provincias de Albacete y Murcia a lo largo de casi veinte kilómetros. La primera parte de la ruta asciende por el agro surgido al amparo del trasvase hasta cruzar la carretera que une Jumilla con Calasparra. A partir de ahí entramos en monte puro y duro, un matorral de esparto característico que se desparrama a lo largo y ancho de este piedemonte, un glacis de libro que es un clásico ejemplo en los libros de geomorfología.
Disfruto de mi paseo, escucho música y compruebo satisfecho que la vegetación prospera después del pavoroso incendio del 4 de Julio de 1994…
La pista rodea la sierra por levante bajo los enormes farallones de la cumbre y luego discurre por la vertiente norte con vistas hacia Cancarix, Agramón y la hondonada del Camarillas. Disfruto de mi paseo, escucho música y compruebo satisfecho que la vegetación prospera después del pavoroso incendio del 4 de Julio de 1994, 18 años después. Aquí y allá encuentro pimpollos que asoman entre lentiscos, aladiernos, espinos y romeros. Incluso me sorprendo avistando en una vaguada estrecha varios ejemplares de álamos. ¡Vaya lujo!
Cuando ya avanzo en terreno descendente y vislumbro las extensas choperas del curso del Segura miro con el rabillo del ojo a la derecha. Adivino la cresta de la sierra de los Donceles y sus cejos que caen a plomo sobre el bosque de ribera. Pienso para mis adentros: la semana próxima hago con la bici el Segura entre el Cenajo y Calasparra. Continúo dando pedales, alcanzo la vía del tren y salgo a la estación de Calasparra. Finalmente, callejeando entre caminos parcelarios, regreso a casa para comer.
Esto sería un relato normal para un domingo normal.
Pero no es así. Después de la ducha y antes de hacer la comida me siento en el ordenador y llegan las primeras noticias por el FB. Tengo amigos que me lo comunican: hay fuego en las proximidades de Hellín. Mal asunto.

Ojalá que esta vez podamos atajar la sangría de vida que se nos va en cada hectárea de montaña que arde
A las 4 de la tarde la columna de humo es bien visible desde casa y una lluvia de cenizas delata la gravedad del incendio. De esta forma se confirman los peores pronósticos: en el triste aniversario del mayor incendio que se recuerda por estos lares, el fuego vuelve a devorar la montaña, el bosque y a los que en él viven con macabra puntualidad.2Pido disculpas por la mala calidad de las imágenes pero no disponía de cámara de fotos en ese momento: están hechas con un móvil
A día de hoy — 2 de Julio, 9h00m — el frente de más de 10 kilómetros sigue activo. Ojalá que esta vez podamos atajar la sangría de vida que se nos va en cada hectárea de montaña que arde. 3Evidentemente, no nos olvidamos tampoco en este sitio web de que esta misma semana ya se han declarado dos incendios devastadores en la provincia de Valencia que tampoco han sido controlados.
El gran incendio de 1994
No es sencillo asimilar con serenidad y frialdad la devastación provocada por el incendio de mayores proporciones que se ha registrado en España desde que existen estadísticas oficiales.
Fue allá por el año 1994 cuando la Madre Naturaleza, en el contexto de una sequía intensa, de unos días de extraordinaria severidad meteorológica presididos por vientos ‘terrales’, pasó a ser una ‘madrastra’. Así, en la primera semana de Julio de ese año, una ola de calor con temperaturas superiores a los 40 grados fue acompañada por humedades relativas del orden del 15 por ciento así como por un fuerte viento del Oeste con rachas superiores a los 40 kilómetros hora. La madrastra iba a imponer un castigo severo.
En esa aciaga semana, entre los días 3 y 4, en casi todas las provincias costeras del Mediterráneo se formó un arco de fuego desde Rosas hasta Gibraltar. La llama más certera, intensa y extensa seguía el Río Segura, arrasando los pinares de las laderas del valle desde la umbría de la Sierra de la Muela en Moratalla, pasando por el embalse del Cenajo y llegando hasta Cieza. En total, unos 50 kilómetros de recorrido en tan sólo 40 horas dejando una superficie arrasada de más de 35.000 hectáreas.
Las temperaturas de la enorme hoguera que describimos fueron tan altas que iniciaron, por ejemplo, la combustión espontánea de las maderas enteadas, soporte de los tejados de las casas que, al caer, arruinaron las edificaciones de la Murta en Moratalla. Todo material combustible se consumió, la piedra se cuarteó y el hierro se destempló haciéndose flexible. El fuego penetró en la tierra quemando la materia orgánica del suelo que dejó suelto y ligero para que lo arrastrasen las lluvias y tomaran fuerza las riadas.
Tras el desastre, el pronóstico de regeneración habla de más de 30 años de espera para tener un mínimo de cobertura vegetal. Y ahora estamos aquí, 15 años después de esas fechas fatídicas. Y afortunadamente podemos observar una vegetación que promete: pimpollos, aladiernos, lentiscos, espinos, espartos e incluso pequeños pinos con alturas cercanas al metro ya anuncian el triunfo de la vida, por ahora.
En esta ruta sentiremos la sensación agridulce de pensar en lo que se perdió con amargura, pero también la alegría al comprobar como la Naturaleza vuelve a ser Madre y ofrece, siempre, segundas oportunidades.
Fuente: 'Cieza, aventura natural'. Edición del Ayuntamiento de Cieza.

fotos

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.
Hola Jose Antonio, pues sí, el incendio, como todos, una verdadera catástrofe. El curso del río afectado por el incendio, verdaderamente desolador…el viernes pasado estuve por la zona y no tuve valor para seguir contemplando paisaje tan devastado…qué diferencia comenzar mi ruta desde el mismo pantano, a salvo de la vorágine de las llamas y tropezarme con el desastre…fue absolutamente terrible y desconsolador. Yo que también conocía la zona de alguna vuelta con mi bici, me llevé un varapalo enorme…en fin, te vuelvo a felicitar por tu blog, que a mí me sirve de faro y de guía, espero me permitas esa licencia y a ver si algún día coincidimos en alguna ruta…saludos afectuosos
¡Qué tristeza montecristo! Yo atesoraba entre mis rutas más queridas la vuelta al Cenajo saliendo desde Calasparra, llegando a la presa y descendiendo por el curso del río hasta las Minas para luego acompañar al Segura por los arrozales, la estación de Calasparra y terminar con una suculenta comida en la Curva.
Es una pena, una catástrofe y una desgracia. Yo no creo que pueda ir a verlo por el momento. Prefiero no sufrir.
Muchas gracias por tu comentario y por participar en el blog. Seguro que tendremos oportunidad de coincidir en alguna historia. ¿Eres del noroeste o de Murcia capital?
Hola, probando probando…
Hola Jose Antonio, esa ruta de la que me hablas en bici la he hecho yo también alguna vez, sobre todo hace unos años cuando le pegaba con más frecuencia a los pedales, pero saliendo desde Cehegín, e incluso, una vez, la hice con un amigo dándole la vuelta completa por el pantano del cenajo, Calasparra y otra vez Cehegín. Acabamos un poco pajarones los dos…jejeje
No, no te aconsejo que vayas por allí en mucho tiempo, de lo contrario, a tu corazón y espíritu montañero, es posible que le diera un patatús…yo he llorado desconsoladamente porque, aquello es un desastre…quien ha conocido y recorrido el curso del río bien temprano por la mañana con la bicicleta, disfrutando de lo lindo de aquel paisaje, ahora…no puede enfrentarse a tan terrible realidad porque estos días por allí, la naturaleza parece que está muerta…pero yo se que el empuje, el influjo y la efervescencia del río harán que pronto adquiera el paisaje su antiguo esplendor…estoy elaborando en ratillos, mi particular crónica de la ruta por esos lares…si te quieres dar una vuelta…
http://simbadelpollino.blogspot.com.es/
Muy buenas Montecristo. Estupendas tus dos crónicas y muy sentidas, sí señor… Nada más ver las fotos ya te haces a la idea del inmenso desastre que se ha producido. Como bien dices, la franja más próxima al río pronto podrá regenerarse y la vegetación de ribera se recuperará. Sin embargo, la zona forestal tardará decenas de años en volver a ser la misma 🙁
Muchas gracias por el enlace que aportas… y muy guapa Viky 😀
A mí ayer se me encogió el corazón. Mi cabeza se fue al año 94 (tenía 11 años), pero fue fatídico. Habrá que ver si el fuego ha sido intencionado, pero este verano puede ser fatídico. Invierno y Primavera secos; el monte dejado de la mano de Dios de las Administraciones; auténticos malnacidos; es un cócktel demoledor para algo tan frágil como es el monte, con los años que se necesitan para tener un aspecto saludable y lo rápido que se queda en gris. Espero que sea el último. Ojalá.
Ojalá Francisco, ojalá…
Que pena…esperemos que los daños no vayan a más y podamos volver a pedalear en la clásica del Cenajo
Está complicado Roseta… yo creo que la pedalada por el Cenajo ya nunca va a ser la misma 🙁
Esto es lo peor, raro que nos libremos algún verano del fuego, es desalentador ver como arde tanto monte, se lo lleva todo por delante, y lo que mas indigna es cuando dicen que es intencionado ¿ como se puede hacer semejante salvajada? otras veces son las condiciones climaticas las que lo propician y hay poco se puede hacer salvo poner todos los medios técnicos y humanos para que el daño sea el menor posible, lo que mas me duele es que muchas de esas zonas yo ya no las vere regeneradas pues la edad no me lo permitirá…en fin dias tristes.
Un saludo.
Pues sí que es muy triste y muy repetitivo este tema… son muchos los factores que confluyen y que darían para otra entrada más completa, pero que se resumen en:
– severidad meteorológica
– monte sin mantenimiento
– hijos de puta sueltos (léase: intencionados)
– actitudes negligentes
– recortes de dinero en el personal
Vamos a ver si este es el último del año. Ojalá.
Leo en el pie de las fotos destacadas fecha de primero de junio?? es una errata??.
Entradas como éstas son las que nunca quisiera encontrarme en esta necesaria web, pero tampoco serviría de nada hacer el avestruz. Ojala que nunca más encontremos post como éste.
Ojalá César, ojalá.
Y muchas gracias por la corrección. Efectivamente hablamos de Julio. Un abrazo 🙂
Recuerdo con pavor el incendio de hace 18 años, impotencia, miedo,lo veía desde donde trabajaba y ahora al ver las fotos esas sensaciones han vuelto.
Malos recuerdos Marisa que por suerte parece que no se van a repetir. Las últimas noticias son buenas y parece que lo tienen controlado.