datos

Distancia: 47 kilómetros
Duración: 4 horas
Desnivel: 1150 metros
Tipo de marcha: circular
Dificultad: baja
Tipo de camino: carretera, pista y carril
Agua potable: sí
Época recomendada: todas
Sugerencias: nada en especial, es una ruta muy sencilla y asequible
Cartografía: hojas 908 y 929 del IGN 1:50.000
Track: descargar aquí desde wikiloc

intro

La cuenca del Segura es amplia y diversa. Si atendemos a su origen debemos desplazarnos hacia el noroeste y adentrarnos en uno de los parajes más misteriosos y duros de la geografía peninsular: los Campos de Hernán Perea. En esta altiplanicie que ronda los 1700 metros de altura media y muchos kilómetros cuadrados de extensión nacen varios de los ríos más importantes del sur, a saber: Castril y Guadalentín que conforman el Guadiana Menor y que se unen al Guadalquivir; Borosa y Aguasmulas que también drenan al Guadalquivir en sus primeros kilómetros y, finalmente, Segura y Zumeta que vierten aguas al mediterráneo.



Arroyo de la Juan Fría

En el itinerario propuesto vamos a recorrer a lomos de la bicicleta la parte más extrema de la cuenca del Segura. Para ello nos adentraremos en los campos de Hernán Perea por el arroyo de la Juan Fría, uno de los cauces incipientes que más tarde darán lugar al Zumeta. Visitaremos el Pino Galapán, uno de los laricios monumentales de estas montañas y, tras ascender al pico de Cabeza Alta, en la divisoria de aguas con la cuenca del Guadalquivir, descenderemos por la Cañada Lamienta, otro valle encantador que es una nueva muestra de la belleza de estos pagos.

reseña

Tomando como referencia la localidad de Santiago de la Espada cogemos la carretera de la Puebla y nada más salir del pueblo tomamos un camino vecinal asfaltado que remonta la vega hacia los núcleos de la Matea y Don Domingo. Dejamos el coche y comenzamos a dar pedales por la misma carretera que apenas tiene tráfico. El itinerario es casi siempre ascendente y ya de primeras nos obligará a esforzarnos. Vamos dejando así una tras otra las aldeas de la vega de Santiago — los Teatinos, los Cañuelos, el Cerezo, el Patronato — hasta que alcanzamos el último núcleo habitado: Don Domingo.

En Don Domingo encontraremos varias opciones pero nosotros seguiremos de frente por una amplia pista ahora ya de tierra. Enseguida el terreno se pone descendente porque vamos a vadear la Rambla de los Cuartos — un cuarto es una división forestal para administrar los montes. Nada más pasar sobre el puente de obra de la rambla encontraremos un cruce en forma de Y. Nosotros cogeremos a la derecha en fuerte ascenso por la pista principal — el carril de la izquierda que desechamos será nuestro regreso.



Pino Galapán

Este kilómetro se hace bastante duro porque en él ascendemos casi 200 metros. Nos internamos en una zona con pinar de repoblación y mucho pasto para el ganado. Sobrepasamos una tinada — construcción para refugiar el ganado — y de nuevo descendemos para ponernos al nivel del arroyo de la Juan Fría. Deberemos estar atentos pues apenas unos 300 metros después de una fuente, si miramos a la derecha, justo en la otra vertiente del arroyo, está el pino Galapán, un laricio de tremendas proporciones aunque en la distancia no destaque sobre el resto de ejemplares. No obstante, merece la pena cruzar la vaguada y ponernos a su altura para calibrar el tamaño y comprender cómo serían estas montañas si hubiéramos dejado crecer los árboles sin someterlos al vuelo del hacha.

Una vez que retomamos las bicicletas toca apretar los dientes y remontar las duras pendientes que nos llevan hacia el arroyo de la Pinadilla cambiando de vertiente. Tras el cortijo de la Pinadilla nos queda una última cuesta de la pista hasta ganar la plataforma de los Campos de Hernán Perea.



Collado hacia Cañada Lamienta

Ahora bien, justo al terminar de subir en lugar de continuar debemos ir atentos pues a la izquierda apreciamos unas rodadas y un carril en mal estado que remonta la lomas y los perfiles que tenemos la sur. Cogemos este carril e intentamos subirlo manteniendo el equilibrio si bien es complicado por la gran cantidad de piedra suelta. No pasa nada. Si hay que echar pie a tierra se hace y se disfrutan las estupendas panorámicas de todos los Campos de Hernán Perea que desde aquí se divisan.

Segura y Guadalquivir

En esta ruta transitamos por la zona más extrema de la cuenca, justo donde se recogen las primeras aguas que afloran en Fuente Segura. Si bien el lugar concreto donde nace el río es un punto geográfico relevante, todavía lo es más el hecho de que a partir de este mismo macizo montañoso — las sierras de Segura y Cazorla — nacen los dos ríos más importantes del sur peninsular.

De hecho, los primeros geógrafos (Ptolomeo, Avieno y Plinio) pensaban que el Guadalquivir y el Segura provenían de las mismas aguas aunque una exploración sencilla sobre el terreno nos permite comprobar lo contrario. Así, el Guadalquivir nace más al suroeste, en el extremo sur de la sierra de Cazorla, en el paraje de la cañada de las Fuentes. Lo que sí es cierto es que dos de los principales afluentes del Guadalquivir en cabecera (Borosa y Aguasmulas) se alimentan de las mismas aguas del acuífero que da origen al Segura y que subyace en las entrañas de los Campos de Hernán Perea.

Otro hecho diferencial bien patente es que el Guadalquivir es un río más grande y de mayor caudal con una cuenca de generosa pluviometría al hallarse completamente abierta a las borrascas de los frentes atlánticos.

Por contra, la cuenca del Segura se configura como un espacio a sotavento de las grandes masas de aire oceánico. Éstas, antes de llegar a la cuenca, recorren muchos kilómetros de continente donde van perdiendo humedad. Finalmente, en los mismos umbrales del Segura, deben remontar los relieves béticos donde descargan sus últimas precipitaciones y descienden hacia las tierras bajas de la cuenca resecas y menos frías. Este es el motivo más importante de las escasas precipitaciones que se registran en la vertiente del Segura.

El carril sigue ascendiendo y gana finalmente la divisoria de aguas Mediterráneo-Atlántico con vistas hacia el valle de Castril — incluso en días claros se aprecia Sierra Nevada. A nuestra izquierda conforme subimos está el vértice de Cabeza Alta fácilmente accesible en apenas unos minutos. Ascendemos al mismo habiendo dejado las bicicletas en el carril y descansamos comiendo el bocadillo y disfrutando de la panorámica infinita en casi todas las direcciones: Banderillas, Pinar Negro, Empanadas, Sierra Seca, Guillimona, Almorchón de Pontones…



Vega de Santiago

Finalmente regresamos a las bicis y continuamos por el carril que ahora está en muy mal estado. Posiblemente tengamos que descender a pie por una cuesta con muchas piedras sueltas. Continuamos por el mismo y en apenas unos 800 metros deberemos ir muy atentos para salirnos del carril principal por unas rodadas hacia la izquierda (noreste). Estas rodadas pronto se convierten en un nuevo carril con profundos surcos debido a la lluvia y al paso de 4×4. El carril supera un collado amplio y gana vistas al valle de Cañada Lamienta. Descendemos hasta el cortijo del mismo nombre donde suelen haber pastores con los que podremos conversar un buen rato y coger agua.

A partir de aquí sólo hay que seguir el carril principal que serpentea entre lomas y enormes laricios mientras con el rabillo del ojo disfrutamos de las vistas de los Mirabetes y los amplios cielos las alturas. Tras pasar por una nueva tinada — de las ‘víboras’ — el camino hace varias curvas cerradas en descenso y se pone al nivel de la rambla de los Cuartos. Nos toca ahora remontar un par de kilómetros en terreno suave hasta que alcanzamos de nuevo el puente de obra que ya vimos al principio de la etapa. Tras remontar a Don Domingo sólo nos resta dejarnos llevar hasta la Matea.

notas

  • Esta ruta transcurre por los lugares más extremos de la cuenca en todos los sentidos, incluso en lo climatológico. En caso de predicción adversa es mejor dejarlo para otra ocasión. Así mismo, en invierno los Campos suelen presentar nieve abundante por lo que no es factible avanzar en bicicleta
  • El tránsito bajo el vértice de Cabeza Alta hacia Cañada Lamienta tiene orientación delicada y precisa de intuición. Las rodadas de los 4×4 pueden cambiar con las estaciones ya que si se acumula nieve/agua los pastores suelen abrir nuevas huellas en otros sitios
  • Otra opción interesante es alargar la ruta pasando por Fuente Segura. Para ello, desde Don Domingo podemos combinar con un carril que asciende hacia el Calar de las Palomas y Cañada de la Cruz y hacer una visita al nacimiento

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