No quiero generalizar pero mis experiencias en la naturaleza con los endureros o los smokers cada vez me hacen ser más radical en mi postura en lo que respecta a este colectivo.
Hoy estábamos en Fuente Caputa bastante cerca de la fuente. Estábamos sentados en un mantel comiendo unos bocadillos y con Pedrito durmiendo la siesta. De repente, viene un grupo de unos cuatro o cinco subiendo por la pista de tierra del Taibilla. (Nosotros estamos situados apartados de la pista por motivos obvios: niños pequeños, perro, tranquilidad.)
De repente uno de ellos se sale de la pista y, tomando un camino, pasa a tres metros escasos de nosotros a toda hostia y luego remonta a trocha por una ladera en fuerte pendiente para enlazar así con sus compañeros en la pista.
Pedro no se ha despertado porque tiene el sueño profundo pero en la ladera de enfrente, entre la hierba, el musgo y las jumas, ha quedado la rodada del socio.
Tengo algunos buenos amigos que practican enduro. Tengo muchos conocidos que también lo practican. La actividad en sí no debe ser juzgada, sino quien la practica y cómo la desarrolla. Pero me cuesta mucho ser ecuánime.
P.s. La imagen no se corresponde con la anécdota de hoy pero es mía. El socio que aparece a la derecha me increpó y me dijo que no le hiciera fotos. Estábamos en una senda en cuyo principio hay un cartel en el cual explícitamente se prohíbe el paso a vehículos a motor. Ocurrió en el 2011. No grabé su matrícula.
MontañaSierra de RicoteFecha3 de Marzo de 2018URLwww.facebook.com