datos
Distancia: 14 kilómetros
Duración: 5 horas
Desnivel: 750 metros
Tipo de marcha: circular
Dificultad: media
Tipo de camino: senda de herradura
Agua potable: alguna fuente en el camino
Época recomendada: todas son buenas
Sugerencias: la parte final para subir al Puntal tiene mucha pendiente
Cartografía: hoja 888-III del IGN 1:25.000
Track: descargar aquí desde wikiloc
intro
El Calar de las Pilillas es uno más de los grandes macizos montañosos que acompañan al Segura en sus primeros kilómetros. De formas agudas y esbeltas, uno de sus mayores atractivos son sus puntales que, airosos y sólidos, se yerguen cientos de metros sobre los valles. En esta actividad recorremos la umbría de las Pilillas en un ambiente húmedo y áereo hasta alcanzar el puntal de los Canteros de espectaculares vistas hacia el embalse de Anchuricas. Más arriba ascenderemos al puntal de las Pilillas, un otero magnífico con panorámicas infinitas en casi todas las direcciones.
La excursión tiene varias ampliaciones posibles para todos los gustos aunque nuestra propuesta es la más sencilla de todas las posibles. En las observaciones finales indicaremos otras opciones para enriquecer la jornada.
reseña
Tomando como referencia las Juntas del río Segura y el Zumeta a las que se accede bien desde Yeste, bien desde Santiago de la Espada, cogeremos la carretera que serpentea hacia el pueblo de Miller, un bonito mosaico de caseríos colgados de la montaña entre choperas, nogales y arroyos que descienden de las alturas. Seguiremos ascendiendo por la carretera hasta prácticamente el final de la misma en el barrio del castillo donde encontraremos un banco de madera y una pista de tierra que remonta por la izquierda de la carretera.
Comenzamos a caminar por la pista y en apenas 300 metros alcanzamos un colladito que se conoce con el nombre de Millerete. El camino gira hacia el sur y nada más andar unos metros encontramos una senda que se abre por la derecha y que tomamos teniendo presente que regresaremos por el camino que estamos desechando.
Al principio de la senda deberemos atravesar el eje de una vaguada y el camino está algo confuso. Como referencia nos puede servir que apenas gana o pierde altura en estos primeros metros. Nada más ponernos en el otro lado del barranco la senda se define perfectamente y tras doblar un espolón marcado avanzamos netamente hacia el oeste.
En apenas unos minutos encontraremos una bifurcación. La senda que desciende a la derecha se dirige a la carretera de las Juntas y también a la umbría de los Anguijones. Nosotros continuamos por la izquierda sin perder altura y nos introducimos en el barranco del Pilón donde nos sorprenderá un magnífico anfiteatro calizo con abundantes musgos y, en épocas húmedas, una cascada que se despeña desde la bóveda que se cierne sobre nuestras cabezas.
El camino continúa entrando y saliendo de las entrañas de la sierra: bien estamos atravesando un profundo barranco o vaguada, bien nos encontramos asomados en el nervio de algún espolón con espléndidas vistas hacia el norte de los calares de la Cabeza de la Mora, el Puntal de la Misa y al fondo las Anchuricas.
No obstante, esta sucesión ‘in crescendo’ de entradas y salidas tiene su punto culminante al alcanzar el sorprendente puntal de los Canteros. Lo distinguiremos fácilmente por tratarse de un promontorio elevado con respecto a la senda y al que nos asomaremos de forma obligada.
Tras disfrutar de las vistas y un merecido almuerzo regresamos a la senda donde encontraremos una nueva bifurcación. A la derecha seguiríamos caminando a media ladera hacia Puerto Marchena y la aldea de la Toba. No obstante, nosotros elegimos la izquierda y en diagonal hacia arriba nos dirigimos al Puntal de las Pilillas que se adivina perfectamente recortando el horizonte.
Para alcanzar la cima del puntal deberemos rodearlo por abajo — por el este — y mientras lo rodeamos deberemos fijarnos en una fuente con tornajos que tenemos a la izquierda. Ésta será nuestra referencia para coger el camino de vuelta. Cuando veamos factible el ascenso ganaremos los últimos metros esforzadamente para disfrutar, por fin, de este magnífico mirador sobre las aguas del Segura y el Zumeta.
Con vistas a efectuar el descenso lo que hacemos es desandar el camino realizado hasta la fuente y desde ahí se coge una senda que pierde metros de forma clara y definida hacia el norte. Esta senda va a la izquierda (oeste) del espolón que define el puntal de las Pilillas hasta que lo cruza para incorporarse a un ancho camino por el que regresamos al punto de partida.
La restauración hidrológico—forestal
En esta excursión podemos apreciar uno de los clásicos problemas en la cuenca del Segura y los esfuerzos que el hombre ha hecho para solucionarlo: nos referimos a la degradación y pérdida del suelo. En lugares con pendientes tan pronunciadas como este valle del alto Segura, los efectos de las fuertes lluvias se hacen notar en las laderas de gran inclinación con grandes arrastres y pérdidas de suelo fértil. Sin una cubierta vegetal que las proteja, las montañas están expuestas a un deterioro cada vez más acusado hasta el punto de que, con el tiempo, sólo aflore la roca viva y en estas no se pueda albergar ningún tipo de vegetación arbórea.
De esta forma, desde hace ya más de cien años, la mano del hombre ha actuado en estos territorios promoviendo repoblaciones y plantaciones de especies arbóreas de rápido crecimiento para evitar la pérdida de suelo. Sin estos espléndidos pinares que tapizan las laderas que caen hacia Anchuricas, hace tiempo que la montaña ya se nos presentaría desnuda y desierta y que el embalse de Anchuricas se habría echado a perder por el aterramiento.
Pese a todo, en determinadas zonas se puede apreciar la fuerza salvaje de la erosión y enormes cicatrices surcan la montaña durante centenares de metros siguiendo la línea de máxima pendiente. No hay que bajar la guardia.
notas
fotos

José Antonio Pastor González
Hago montañas desde que tengo uso de razón. Primero al lado de casa en mi Atalaya y en el Almorchón de Cieza. Después por las sierras de Segura y Cazorla que son mi segundo hogar. Finalmente, y por supuesto, también en Sierra Nevada y el resto de las cordilleras Béticas.
Todas ellas son el terreno de juego protagonista de esta web gracias a la cual disfruto por partida doble: primero subiendo las cumbres y luego relatando mi experiencia. Sed bienvenidos y gracias por vuestra visita.